deberan estar a la altura
deberan estar a la altura
Deberán estar a la altura
23/10/2015
Por: Juan Manuel Colomer
23 de octubre de 2015
La noche que más luces se necesitaban, el equipo fue una sombra. La noche que tenían que salir todas, no salió ninguna. La noche que, jugando en el llano, había que estar a la altura, el grupo no dio la talla. Colectivamente fue un espanto, lejos del mejor funcionamiento logrado en los últimos meses. Y para colmo, individualmente, los que no tenían que fallar, fallaron. Con el Ruso Rodríguez a la cabeza: sin discusión alguna, el gran responsable de la derrota de anoche. Porque más allá de que este sea un deporte de equipo, hay decisiones individuales que te hacen ganar y perder partidos. El arquero prendió fuego los manuales del fútbol en los dos arcos. Ese penal, en ese momento y en ese partido no puede patearse como lo pateó. Y en la jugada de Balanta, la pelota podía entrar por cualquier lado menos por donde entró. Dos errores que se pagaron muy caro.
La previa del penal me dejó muchas preocupaciones que tienen que ver con el carácter y la personalidad. ¿Cómo Independiente permite que ignotos jugadores de un equipo colombiano en Avellaneda vengan a copar la parada de esa manera? Si alguno está leyendo estas líneas, busquen algunos videos de Trossero, Pavoni o Hacha Brava Navarro muchachos y tomen un curso acelerado de cómo no dejarse pasar por arriba (por no ser ordinario) vistiendo la camiseta que visten. Imperdonable pasividad de Rodríguez, del capitán Mancuello y del resto de los compañeros que solo se limitaron a hacerle una cortina al pateador. ¿Estamos todos locos? Háganse respetar y respeten la camiseta, viejo.
Volviendo a lo estrictamente futbolístico, reducir la derrota únicamente a los horrores del arquero sería injusto, necio y poco constructivo. Porque seguramente si Rodríguez convertía el penal hubiera empezado otro partido, mucho más favorable desde lo táctico y la anímico. Pero incluso antes de eso, Independiente no había mostrado buenos signos. Se lo vio dubitativo, atado, sin la enjundia que lo caracterizó en los partidos importantes.
Ortíz estuvo desconocido y se sintió mucho su pésima noche. Muy mal con la pelota, sin poder hacerse eje en la mitad de la cancha en ningún momento. Hasta incluso por momentos parecía incómodo jugando con Mancuello al lado. Un Mancuello al que evidentemente le falta para volver a ser el que era porque no tiene el despliegue y la participación que supo tener el semestre pasado. Estuvo excesivamente contenido y, por muchos pasajes del partido, casi sin participar activamente del juego. Y si algo faltaba, era la mala noche de Benítez. Errático como en sus peores viejos tiempos, no terminó una sola jugada bien y siempre tomó la decisión equivocada.
También se sintieron mucho las ausencias de Cebolla y Méndez, pero no sólo por ellos sino por los que deben reemplazarlos. A Trejo el partido le quedó enorme. En una misma jugada, la pelota se le va dos veces seguida por debajo de la suela. La magnitud del partido y los nervios se lo deglutieron. Y para colmo, las soluciones a la ausencia de Cebolla que no da Trejo hay que ir a buscarlas a Pisano o a Aquino. Todo dicho. Un abismo de distancia entre el que debe jugar y su suplente y los reemplazantes de ese suplente. Demasiada ventaja.
Santa fe no es ningún cuco. Es un equipo ordenado, rápido arriba y muy aguerrido pero también da grandes ventajas atrás que no supimos aprovechar porque prácticamente no generamos situaciones de gol. El verdadero cuco de la revancha es la altura. Los 2625 metros sobre el nivel del mar y la del partido. Altura a la que Independiente debe estar y ayer no estuvo. Es un partido de esos que ganándolos te pones la ropa de serio candidato a quedarte con el torneo.
El equipo tiene revancha para demostrar que está verdaderamente a la altura o para terminar de confirmar que le quedan grandes los partidos decisivos. Tienen una linda oportunidad de demostrar para qué están. Dejen la vida, hagan historia y traigan la clasificación.