El límite es muy fino. Es un hilo tan delgado como el de un gol de diferencia el que habilita a afirmar que Independiente fue "paciente" y no un equipo que jugó mal. Si Sánchez Miño no definía con la sutileza con la que lo hizo y esa pelota tomaba un destino que no tuviera al arco en su recta final, el relato hubiese sido distinto. "Otro tren que se va"; "la misma historia de siempre"; "en los partidos difíciles, el equipo desaparece". Sin embargo, Independiente fue inteligente y ganó otro duelo gracias a la astucia del planteo. Se adecuó a lo que tenía, buscó la misma manera de lastimar desde el inicio y le resultó efectiva.
Hubo tres claves: esperar, controlar y contragolpear. Un juego que, a simple vista, careció del dominio futbolístico que caracteriza al equipo de Holan, sin posesión, impreciso y sofocado ante un Defensa y Justicia que presionó bien y mucho, pero que cambió por conceptualidades bien trasladadas al campo. Giros rápidos con la pelota de parte de Nery Domínguez hacia las bandas, pelotazos a las espaldas de los laterales para buscar a Rigoni, y explosión en los metros finales para sacar ventajas. Resignó, construyó con paciencia y triunfó por su efectividad. Una sabia decisión si se tiene en cuenta que no estaban Benítez, pieza clave hoy, ni Gigliotti ni Barco al 100%; y que, para resultar victorioso, no siempre hay que ser protagonista.
En palabras de Pep Guardiola: "Un extremo es alguien que ha de pasarse muchos minutos solo, en una banda, prácticamente sin moverse, sin tocar la pelota, sin intervenir. Esperando. Como un arquero, puede estar cuarenta minutos sin tocar la pelota y, de pronto, ha de hacer una intervención casi milagrosa". Eso fue, ayer, Ezequiel Barco, alguien que casi no participó del juego activo, pero que fue completamente determinante en las dos acciones que derivaron en gol. Condujo bien en la primera y metió un pase en honor al Bocha en la segunda. Mismo caso para Rigoni, quien también ganó siempre en el mano a mano en las que generó y que se obnubiló a la hora de entregar con exactitud. Así y todo, fue una de las llaves para horadar la defensa.
¿Cuántas veces habremos escuchado que, a la hora de la didáctica, no hay nada mejor que predicar con el ejemplo? A Nicolás Tagliafico le cabe esto como a ningún otro jugador en el plantel. Un capitán dentro y fuera de la cancha, que se subió a un avión el martes, recorrió 15.700 km en 21 horas, arribó el miércoles y fue titular, alma y (otra vez) figura de este equipo. Es de las personas más profesionales que vistieron la camiseta del club en estos últimos años, y por más que sea dificilísimo, la dirigencia debe hacer lo imposible por retenerlo. Lo que genera es mucho más de lo que se conoce.
Hablando de la dirigencia, ¿habrá escuchado la conferencia de prensa del técnico? "Que se enteren que no somos tontos", avisó, salpicando a los de la AFA, árbitros y a un par más. No soy de la escuela de quejarme por los arbitrajes -con Boca me sentí gravemente perjudicado, no obstante hubiese sido hipócrita reclamar algo después del partido que se salió a jugar-, pero esto ya es una tendencia insoportable. Estamos hablando de un equipo al que desfavorecen semana tras semana. En cada partido, hay un lesionado distinto por las diversas acometividades de los rivales con los jugadores de Independiente, abundan los offsides mal cobrados 'porque los árbitros se equivocan' y escasean las rojas y sanciones. Esto es producto de la poca presencia del club en AFA, cuando paradójicamente el vicepresidente es Hugo Moyano. Poner un nombre en actas no alcanza, lo que se necesitan son, antagónicamente, actos. Ayer, Holan citó a Perón con eso de que "mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar". Fue todo un mensaje para los directivos.
Ya al día en la agenda, Independiente quedó quinto, matemáticamente en terreno de clasificación por repechaje a la Copa Libertadores. Lo hizo con trabajo y paciencia. Optimizando disposiciones tácticas según el rival y sacrificándose. Con efectividad e inteligencia. Con compromiso, actitud e intensidad. Y silbando bajo, contra varios pronósticos, el tiempo nos va devolviendo al lugar que pertenecemos.
Por @rfailache