La Perla de Oro: Martín Campaña: Nuevamente, gracias a sus intervenciones, Independiente no se fue derrotado, esta vez, en su propio estadio. En el primer tiempo le ahogó el grito de gol a Amoroso y a Míguez, saliendo rápido a cortar el mano a mano. Y en el complemento, cuando el conjunto local estaba desesperado buscando la victoria, en una contra de Olimpo pudo desviar el remate de Barrientos que tenía destino de gol. Otra gran actuación del guardametas uruguayo para seguir ganando confianza en el arco del Rojo.   La Perla de Plata: Cristian Rodríguez: Sin haber deslumbrado con todo su talento, fue el jugador más claro que tuvo esta noche Independiente. Fue el único jugador con el compromiso de llevar la pelota al campo rival y el que intentó lastimar a Olimpo con su fútbol. Pero, como hemos dicho en otras oportunidades, solo no puede y necesita que sus compañeros se la devuelvan redonda, para aspirar a un ataque profundo. Se ganó el aplauso de todo el estadio a puro garra y corazón. A pesar que todavía tiene mucho más para dar, fue de lo más rescatable de lo que dejó el apático empate frente al equipo bahiense.   La Perla de Bronce: Emiliano Rigoni: Hoy no tuvo la profundidad de otros partidos pero igual fue importante a la hora de abrir la defensa del conjunto dirigido por Cristian Díaz. Tuvo buenas ejecuciones de pelota las cuales no fueron aprovechadas por sus compañeros para quebrar el cero en el arco defendido por Nereo Champagne. Debe ser más incisivo y tener más convicción a la hora de disputar las pelotas divididas, el resto lo tiene y lo demuestra en cada partido. Leandro Fernández: Ingresó en el complemento por Benítez y renovó el ataque de Independiente. Gracias a su inclusión, el Rojo pudo ser más profundo aunque sin tanta precisión. Por momentos parece medio atolondrado intentando demostrar que está a la altura de las circunstancias, sobre todo, en acciones que la jugada pide un pase más y por la ansiedad (propia y ajena) no toma la mejor decisión. Tuvo dos ocasiones para darle la victoria al local pero en la primera llegó muy exigido y su remate se fue desviado y en la segunda, su disparo fue bien controlado por el arquero rival. Si Vera no llega al duelo con Vélez, tiene (y debe) ser su reemplazante.   La Perla Negra: Mauricio Pellegrino: Durante el transcurso del campeonato intenté no incluir al entrenador en ninguna perla en particular, a pesar de que el equipo jamás logró tener una identidad de juego, aun con la seguidilla de victorias. Sin embargo, la situación ya es insostenible. Es imperdonable que teniendo el plantel que tiene usted, sr. Pellegrino, haga jugar al equipo tan mal. Sus planteos cautelosos ya exasperan y aburren. La idea de juego es no tener una idea. El hecho de haber jugado contra los dos rivales más modestos de la zona, los cuales están luchando por no descender, y no sólo no haberles generado situaciones de gol claras sino que, además, su arquero haya sido el gran responsable de no haber cosechado dos derrotas al hilo denota, claramente, que su ciclo como entrenador del Club Atlético Independiente ha finalizado más allá que queden algunas fechas por jugarse, más allá que consiga algunos triunfos más, incluso, está terminado aunque logre conseguir jugar la final contra el primero de la zona 2. No sé cuáles habrán sido los motivos por los cuales el cambio en el juego haya sido tan brusco, lo que es claro que sus dirigidos no captan la idea y que no se sienten a gusto con sus mezquinos planteos. Estamos hartos de ver a un equipo sin alma, sin juego y sin sangre. Estamos hartos de flaquear en las paradas difíciles y estamos hartos de ver al equipo que no juega a nada. Usted tendrá muchos pergaminos como entrenador, su título será de la UEFA y seguramente sea un gran técnico para cualquier equipo, menos para Independiente.   A considerar: Una vez más, volvimos a desperdiciar una nueva chance para acercarnos a los puestos de arriba. Jugando así, claramente, se hace muy difícil aspirar seriamente al campeonato. Pero como el torneo es tan mediocre, cualquier cosa puede pasar. Así que nos resta pensar que podemos ir al Amalfitani y conseguir una victoria que nos devuelva la esperanza que, al fin y al cabo, es lo último que se pierde.