El delantero jugó 10 años en las divisiones inferiores del club, pero no logró debutar en Primera.

Más de dos mil kilómetros separan Villa Tunari de Avellaneda. Sin embargo, la gran distancia geográfica que separa a ambas localidades, no son determinantes para apagar el sentimiento que Jonathan Cañete mantiene por el club de sus amores.

Desde el sillón de su casa, recién llegado de entrenamiento, el delantero de Palmaflor se tomó su tiempo de descanso para dialogar con Orgullo Rojo sobre su paso por Independiente, la Selección Argentina y su presente en Bolivia.

El correntino hizo gran parte de su etapa formativa en el club de Avellaneda. Con 10 años, desde la ciudad de Saldas, llegó junto a su padre a la zona sur del Gran Buenos Aires. Toda una apuesta, dejando atrás su hogar, familia, amigos y comodidades para probar suerte en el Rey de Copas. Los nervios y el miedo fueron cargados en la mochila de ambos. Es que un año atrás, Cañete lo había intentado en River, pero el arraigo por su ciudad lo frenaron. Al poco tiempo se tomó el colectivo de regreso al norte argentino.

"Fue difícil salir del pueblo a la gran ciudad. Fue duro, pero era chico y yo solo quería jugar al fútbol. Por suerte me acompañó mi papá los primeros dos años. Yo vivía en la pensión y lo veía solo los fines de semana. Tengo muchos y lindos recuerdos. Fue increíble, conocí buenos compañeros y eso hizo el día a día más fácil", recordó.

La adaptación de Yoni, como lo conocen sus amigos, fue más rápida de lo esperada. En poco tiempo se ganó el puesto y fue ascendiendo de categoría. Salió campeón en su paso por la Novena, cortando 10 años de sequía en la categoría. Gracias a sus buenos rendimientos fue llamado para vestir la camiseta de la Selección Argentina. Formó parte del Sub15, después pasó por el Sub17 y Sub 20.

"Fue un orgullo muy grande, no me lo esperaba. Recién acaba de llegar a Buenos Aires, apenas iba dos años en el Rojo. Desde muy chico cumplí uno de mis mayores sueños", remarcó.

Pero eso no fue todo. En su etapa en el Sub17 salió campeón en el torneo Sudamericano y jugó todos los partidos del Mundial de Qatar, donde consiguieron el tercer puesto. "Fue algo impensado. Miraba a mi alrededor y no lo podía creer. Yo era un chico de un pueblito del norte argentino. Estaba soñando despierto".

De la noche a la mañana, los papeles empezaron a cambiar. Lo que parecía algo cercano, empezó a retrasarse. Pasaban los años y el debut en Primera se iba postergando. "En mi camada había muchos jugadores muy buenos. No juzgo ni tengo rencor por no haber llegado a debutar. No quiero mencionar porque seguramente me olvide de varios pero jugué con Martín Benítez, Fabricio Bustos, Nicolás Figal, los hermanos del Kun Agüero (Mauricio y Gastón)", enumeró.

Sin lugar en Independiente se fue a Argentinos Juniors, donde logró llegar a la máxima categoría. Parecía que todo se estaba encaminando, pero terminó jugando en el ascenso argentino (Argentino de Quilmes y San Telmo).

"Me tocó estar en lo más alto y al segundo tocar fondo. Estaba en mi levantarme y lo logré. Tuve la fortaleza de seguir luchando por mi sueño. Con Argentinos resigné de calentón y acabé jugando en una liga amateur. Quise dejar el fútbol, pero mi familia me insistió para seguir. Es algo que les agradezco siempre. Ellos me dieron la fuerza de luchar, el coraje para que siga adelante", explicó.

"Viendo un poco todo desde afuera, estoy contento con lo que logré. En Palmaflor estoy bien, el grupo y la gente son muy amables. Me sorprendí por el nivel del fútbol que hay acá. Pero sé que tengo mucho más para crecer. Hoy me preparo para mejorar e intentar volver a Independiente. Siento que le debo algo".

En cuanto a la actualidad que atraviesa el Rojo, Cañete apuntó: "Es un momento difícil y lo tiene pasar. Siempre digo que la tormenta pasa y después sale el sol. Pero hay que trabajar, es un club muy grande y lindo para que viva esto".

Correntino, familiero, amante del mate y el buen fútbol. Su primer sueño, el de ser jugador profesional, ya lo logró. Ahora, lejos de conformarse busca más. En la mira está Independiente, el club de sus amores, pero no le cierra las puertas a nada ni nadie.