Federico Insúa decidió ponerle fin a una larga carrera de éxitos que no terminó de la mejor forma desde el lado deportivo pero que siempre quedará en la retina del hincha del Rojo por haber sido fiel representante de ese paladar que tanto nos marca.
Llegó a Independiente en enero del 2002, de la mano de Nestor Clausen y su debut no pudo ser mejor: en el clásico de Avellaneda en el Cilindro que el Rojo ganó 2 a 1 con tantos de Matías Vuoso y Andrés Silvera. Ya de movida fue amor a primera vista, el Pocho fue ovacionado antes de ingresar -entró en el segundo tiempo de aquella tarde ante Racing-.
El primer torneo fue irregular, pero en el segundo se vendría aquel equipo lujoso del Tolo Gallego con Insúa y Montenegro como estandartes. Cuando las papas quemaban, el 10 apareció en todo su esplendor e Independiente se terminó llevando el Apertura 2002, su último título local.
Luego de un paso por Malaga en la temporada 2003-2004, el Pocho regresó al club, donde se le recuerdan varios partidos buenos -como aquel día del doblete a Boca con Bertoni como DT- pero sin tanta regularidad. Formó una interesante dupla con un joven y prometedor Sergio Agüero.
Sin embargo, al finalizar el clausura 2005 tomó la peor de las decisiones al irse a Boca Juniors. El hincha, más allá de tratarlo de traidor, nunca más lo volvió a ver de la misma forma. Banderas, cánticos, todo se le volvió en contra con un pueblo rojo que lo amaba incondicionalmente.
Luego de varios títulos obtenidos a lo largo de su carrera, llegaría el indulto de la gente de Independiente, fue la noche de la despedida de Gabriel Milito, donde el Pocho se llevó una ovación como aquella de antes de debutar. Luego de esto, decidió regresar al club para intentar ayudar a devolerlo a la Primera División. El Pocho terminó alternando buenas y malas y el Rojo volvió a la máxima categoría, donde Insúa apenas jugó, ya que por conflictos con los dirigentes finalizó su vínculo con el club. Luego de un paso por Colombia y el último torneo en Argentinos Juniors, decidió ponerle fin a su carrera.
Amado, odiado, polémico. Ese va a ser el recuerdo de Insúa en el hincha Rojo. Pudo formar parte de la galería de grandes ídolos de Independiente, pero tomó una decisión que en el hincha marcó una profunda grieta. Se va un flor de jugador de fútbol, de lo mejor que vimos en el club en los últimos 20 años. Éxitos Pocho.