Diego Rodríguez (3): Flojo lo del Ruso esta noche incluso sin que le hayan creado ocasiones de gol. Salió muy mal y perdió en lo alto ante Tréllez en lo que casi deriva en gol de Arsenal. Casi inmediatamente después salió mal con los pies, algo que repitió en el segundo tiempo. No da garantías como para jugar una copa de visitante tranquilo, debe mostrar más seguridad. Gustavo Toledo (6): A pesar de un pase atrás bastante peligroso al Ruso tuvo otra vez un buen partido, clausurando su sector y tratando de subir cuando pudo. La más peligrosa fue un desborde sobre el final del partido que casi termina en gol. Hernán Pellerano (6): Perdió en un par de ocasiones de arriba, pero se mostró firme nuevamente. Es un central que por el momento inspira confianza. Víctor Cuesta (5): Fue el más flojo de una defensa que tuvo un partido correcto y la razón es que perdió varias veces en el mano a mano con Campos Toro y Tréllez, dejándolos además dar vuelta un par de ocasiones. Levantó mucho en los últimos minutos, donde anticipó todas y se mostró muy firme. Nicolás Tagliafico (5): Parecido a Cuesta; lo desbordaron tres veces, algo raro, y en los minutos finales con vendaje y todo fue impasable. Jorge Ortíz (6.5): Repitió lo del sábado, fue manija otra vez en el medio. Como un cartero eficiente entrega todo de manera correcta. Jesús Méndez (6): No se destacó pero igual fue bueno lo suyo, con más garra que fútbol, algo que sirvió en un partido como el de hoy. Recién después del gol pudo lucirse y mostrar algo de su juego. Tuvo un buen remate de afuera a los 32 que sacó Andrada y perdió una pelota ante Silva que pudo generar una chance clara en contra. Matías Pisano (5): Si tenemos en cuenta el semestre que viene teniendo podemos llegar a la conclusión de que su aporte fue positivo, pese a que su rendimiento haya sido apenas aceptable. Apenas iniciado el encuentro arma una buena jugada y habilita a Benítez. En el complemento tiene una clara que le tapa Andrada, manda el centro del gol y sobre el final define mal una chance clarísima. Inquietó por derecha, pero debe mejorar mucho para merecer titularidad. Martín Benítez (5): No fue la noche de la Coneja, quién no pudo encontrar su zanahoria y alimentarse con sus habituales apiladas. En el inicio del partido tuvo una gran ocasión pero el pase al medio a Lucero no fue bueno. Se retiró cansado en el complemento. Juan M. Lucero (4): Volvió a ser intrascendente su aporte, pero no por él, ya que se lo vio metido, sino por culpa del equipo que jugó mal (o como mínimo casi no atacó) los 60 minutos que estuvo en cancha. Diego Vera (6): Cuando repartieron los manuales del delantero él llegó temprano y ligó uno bien completo. Siempre busca, molesta y crea con distinta suerte y cuando el equipo engrana él está con el gatillo preparado. No tuvo un gran rendimiento, está claro, pero demuestra partido a partido que es un atacante confiable. Tuvo algunas chances, una con el Cebolla, otra que tiró por arriba a los 77 y la más clara, en la que habilitó a Pisano sobre el final. Cristian Rodríguez (7): Entró como sin saber que era un partido de vuelta y que el resultado era favorable. En media hora cambió el desarrollo y se convirtió en la figura, haciendo todo bien. Va al frente como los toros que tiene en su campo y no pierde la pelota, metiendo el cuerpo, los pies y los huevos enormes que tiene. Si a todo eso le agregamos que posee una zurda habilidosa y una buena pegada estamos en condiciones de ilusionarnos si el físico le empieza a responder y le permite continuidad. Creó varias jugadas de gol a pura corajeada, lo fajaron y fajó; hoy pagó varias semanas de inactividad. Albertengo (6): Jugó los veinte finales reemplazando a Benítez y fue al autor del tanto que definió el partido, algo muy positivo para él y que venía necesitando. El goleador volvió a gritar y eso no es poco. Julián Vitale: Saltó a la cancha por el Marciano en los instantes finales. Mauricio Pellegrino: Raro lo de hoy, Independiente salió a jugar como si tuviera la certeza de que la clasificación no corría peligro, como si tuviese un turno para dentro de algunas horas y jugó un rato para matar el tiempo. Sesenta minutos flojos en juego con un mediocampo de Arsenal que retrocedía más rápido de lo que atacaba el nuestro. Hasta que entró el Cebolla jugamos como si fuéramos ganando y si bien el resultado era favorable y el partido pareció controlado siempre, no podemos cometer el error de creer que se jugó bien. No es una cuestión de cábala o de falta de confianza, es lógica pura; por más controlado que parezca un encuentro cualquier rival puede generar un gol hasta de manera casual y dejarte sin nada. Otro punto a mejorar es el aprovechamiento de las pelotas paradas, ya que si bien es buena idea abrir las defensas más cerradas con dos toques, ya son varias las veces que sale mal. Luego del ingreso del Cebolla el equipo fue otro y jugó como esperábamos que lo hiciera antes. Fue al frente, liquidó a un equipo inferior, pasó de ronda en una copa y nos confirmó la alegría del sábado.