La derrota por 1 a 0 ante Universidad de Chile en Santiago dejó un sabor amargo en los hinchas de Independiente, pero también abrió la puerta a una coincidencia estadística que invita a soñar. Es que no es la primera vez que el Rojo cae 1 a 0 como visitante en la ida de unos octavos de final de la Copa Sudamericana... y en las dos anteriores, terminó levantando el trofeo.

La primera vez ocurrió en 2010, cuando el equipo que dirigió el Chivo Pavoni como interino perdió 1 a 0 en Montevideo frente a Defensor Sporting. En la revancha, ya con Antonio Mohamed en el banco, con una gran actuación en Avellaneda, Independiente lo dio vuelta con un 4-2 electrizante y avanzó a cuartos. El resto es historia: tras dejar en el camino a Tolima, Liga de Quito y Goiás, se consagró campeón en el Libertadores de América.

Siete años más tarde, en 2017, el guion se repitió. Esta vez, el verdugo en la ida fue Atlético Tucumán, que ganó 1 a 0 en el José Fierro. Pero en la vuelta, con un golazo inolvidable de Martín Benítez, el equipo de Ariel Holan se impuso 2 a 0 y avanzó a cuartos. Nuevamente, tras eliminar a Nacional y Libertad, y vencer a Flamengo en el Maracaná, el Rey de Copas alzó otra vez la Sudamericana.

En ambos casos, además, existía la regla del gol de visitante, lo que condicionaba las revanchas: recibir un gol obligaba a convertir tres o más. Sin embargo, Independiente lo superó. Ahora, con esa regla ya eliminada, el escenario es más claro: si el Rojo gana por un gol en Avellaneda, la serie se define por penales. Si gana por dos, avanzará directamente.

¿Será un guiño del destino o simplemente una coincidencia estadística? Lo cierto es que las veces que Independiente perdió 1 a 0 como visitante en octavos de final, terminó campeón. Y ahora, va por la tercera.