Serio, trabajador, introvertido, reflexivo, profesional, respetuoso, familiero, caballero. Esta me resulta la manera más acertada de presentar a Mauricio Pellegrino, hoy técnico de Independiente pero ayer entrenador de Estudiantes.
En La Plata compartimos 2 años con ese muchacho flaco, espigado, que llegó con un tono europeo pero que terminó vertiendo conceptos como uno más de nuestro fútbol ("los medios de prensa me pueden hacer ver como un príncipe o como un sapo", reflexionó en más de una oportunidad cuando su ciclo en el Pincha estaba casi sentenciado).
Lo primero que se me ocurre decir de lo que dejó Pellegrino en Estudiantes es una enorme predisposición y valoración por el trabajo. Era (junto a su cuerpo técnico) el primero en llegar y el último en irse, algo que no debería sorprendernos en este fútbol tan profesional pero que sigue teniendo alguna resaca que resulta la excepción a este presente.
Además de esas ganas de trabajar, dejó una enorme base futbolistica en el marco de una institución que no atravesaba un buen momento al momento de su desembarco. Ese Estudiantes quedó muy lejos del actual, por más que muchos se olviden de eso: en aquel entonces, el Pincha penaba con el promedio y corría serios riesgos si no existía un golpe de timón.
Finalmente eso ocurrió y Pellegrino fue responsable de que un año más tarde Estudiantes regrese a los certámenes internacionales luego de 4 años: primero a la Sudamericana, donde cayó de pie ante el River campeón; y luego a la Libertadores, donde no pudo completar una fase de grupos que de todos modos hubiera superado.
En su haber se encontrará la valoración que le dio a la base juvenil que venía pidiendo pista (con él Estudiantes vendió por 30 millones de dólares), acertó con algunos refuerzos que potenciaron al plantel (casos como el de Franco Jara y Álvaro Pereira son un claro ejemplo) y supo encausar un rumbo que parecía incierto.
También cambió en su trato con los medios (muy recomendados los off luego de cada conferencia de prensa) y con los hinchas, incluso dejando atrás esa sensación de parco y de poca locuacidad
Por su persona, por su forma de ser y por su capacidad de trabajo, no tengo duda que los hincha de Independiente tendrán en su banco a un DT a la altura del club. Quedará en ustedes (los hinchas) tener la paciencia necesaria para que la adaptación sea lo más repentina posible.
Leandro Blanco |
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