Hoy se cumplen 13 años del asesinato de uno de los ídolos de los 90 que tuvo el Rojo:
El Palomo Usuriaga.
Albeiro Usuriaga llegó a Independiente en 1994 con buenos pergaminos, habiendo sido participe con sus goles de la única Libertadores -hasta ese momento- que había ganado un equipo colombiano -Nacional de Medellín- y de la clasificación al mundial 90 de la Selección Colombia donde concretó el gol en el repechaje.
Sin embargo el inicio del delantero en Independiente no fue bueno. El Palomo tenía por delante a
Sebastián Rambert y al Tigre Gareca, quienes eran los delanteros titulares, e incluso al
Pollo Vidal, que había llegado desde Uruguay con una gran carta de presentación. Un plantel con varios delanteros porque además estaba
Walter Parodi. Sin embargo, en las primeras 5 fechas Independiente convirtió solamente 2 tantos y apenas 1 fue convertido por Gareca.
Entonces llegó la sexta fecha, contra Ferro, que contaba con el carismático
Germán Burgos en el arco. El Dany Garnero abrió la cuenta y el Palomo marcó un gol de antología enganchando dos veces y pegandole al primer palo del arco que da a las vías. Se hizo desear aquel primer gol, pero vaya si valió la pena. Luego al Palomo le costó, si bien marcó el empate transitorio ante San Lorenzo (única derrota del Rojo en aquel torneo). Fue finalmente en la fecha 16 ante Banfield que el Negro desparramó todo el potencial. Con un golazo ante Angel Comizzo abrió la cuenta, sin embargo no se quedaría solo en el gol. Fue imparable con su tranco único. El Rojo ganó 4 a 0 y era el gran candidato a llevarse el torneo.
En la anteúltima fecha en La Plata, Usuriaga hizo otro festival de asistencias y un gol picandola ante
Enzo Noce de manera brillante. La gente lo ovacionaba cada vez más con el mítico
"U-SU-RIAGA, U-SU-RIAGA". Una semana después anotaría su nombre en la gloriosa lista de campeones en un equipo que terminó a toda orquesta con la
goleada 4 a 0 a Huracán. Y esto sería una entrada del plato principal: La Supercopa.
Es que Usuriaga mostró lo mejor en Independiente en aquel título de la Supercopa 94. Los equipos brasileros que al Rojo le tocaron en octavos, cuartos y semifinal sufrieron a Usuriaga.
Un gol al Santos para empezar a liquidar la serie en Avellaneda, otro al Gremio para abrir aquella victoria en La Visera y los dos a Cruzeiro, quien tenia a Dida en el arco, para aplastar al cuco con un 4 a 0 contundente en la cancha de Independiente, sirvieron para que el Rojo, de la mano del Palomo, llegara a la final de aquella Copa, la única que le faltaba a Independiente. La final sería ante Boca y ahí apareció Rambert para terminar con las ilusiones del equipo de la Ribera. Otra vez el Negro obtenía un campeonato, no sería el único ya que ganó la Recopa del 95 en Japón ante Velez.
Luego el Palomo se quedó un par de campeonatos registrando varios golazos (2 ante Ferro, 2 ante Huracán y 2 ante Gimnasia son los más recordados). Se fue del club, volvió en el 96 de la mano de Cesar Menotti pero no rindió al mismo nivel que en su brillante primera etapa.
La noche anterior a la que el Rojo volviera a la Copa Libertadores tras 9 años de ausencia, el 11 de febrero de 2004, el Palomo fue asesinado en Colombia mientras jugaba juegos de cartas y dominó. Ajuste de cuentas dijeron. Un momento de tristeza para todo el mundo de Independiente y del fútbol. Es que el Negro era de esos tipos queribles, nunca entraba en polémicas y siempre mostraba sus dientes más blancos que la nieve. Aquella noche que el Rojo, un día después de su asesinato, jugó ante Cienciano por la Copa Libertadores, en el minuto de silencio la gente estalló en aplausos -algunos en llanto- y entonaron el mítico cántico que quedó grabado a fuego en los corazones rojos:
"U-Su-Riaga, U-Su-Riaga, U-Su-Riaga"