En un encuentro vivido como una final, Independiente derrotó en casa a Defensa y Justicia por 2 a 1, con goles de Pisano y Ojeda. El Rojo terminó el encuentro con 10, mientras que el visitante con 8 jugadores en lo que fue un partido emocionante. Perdió Instituto y el Rojo está en zona de ascenso. Un clima de final se vivía en Avellaneda pasadas las cuatro de la tarde. No porque Independiente estuviera por disputar un partido clave de copa o campeonato. Y claro, nada tenía que ver con la final de la Champions que se estaba disputando entre el Real y Atlético de Madrid. Es que el Rojo, a tres fechas de terminar el torneo de la B Nacional, se medía ante el ya ascendido Defensa y Justicia y sabía que de ganar, podía superar a Instituto que estaba perdiendo ante Ferro de visitante, pero de perder, el ascenso pasaría a rozar lo imposible. Las buenas actuaciones de Matías Pisano y Federico Insúa ante Douglas, probablemente, fueron los fundamentos para que el técnico Omar De Felippe decidiera ponerlos en el once titular. Facundo Parra, por lesión, se ausentó y Sebastián Penco fue quien se paró de delantero de área. Por el lado de los de Florencio Varela, que venía de perder ante Ferro por 1 a 0, se extrañaba la presencia el goleador Juan Martín Lucero. Teniendo en cuenta las circunstancias (Independiente más que obligado a ganar y Defensa ya ascendido) todo daba a suponer que iba a ser el local quien comenzara el encuentro con ánimos de llevarse puesto a su rival. Sin embargo, fue el Halcón quien salió directamente al ataque y logró conseguir una falta a favor y un córner a tan sólo un minuto de juego. Incluso, tan sólo a los seis, el lateral Gabriel Vallés ya había visto la tarjeta amarilla. Como ya pasó en varias oportunidades, Independiente comenzó de la peor manera: Apenas 7 minutos se disputaban cuando Cristian Tula hizo un mal pase en el mediocampo y regaló la pelota. Brian Fernández la recibió de Washignton Camacho, quien se la pinchó a Claudio Guerra dentro del área y el delantero definió ante la salida del Ruso Rodríguez. Fue 1 a 0 para Defensa y Justicia en el Libertadores de América. Los minutos pasaban y el Rojo no lograba inquietar el arco rival. Sólo algunas oportunidades de Penco, quien peleaba todas en el área y se perdió dos oportunidades de cabeza (ambas se fueron arriba del travesaño). Pero la luz de la esperanza llegó a los 26: Rodríguez sacó desde el arco y el Pocho Insúa logró dominar la pelota. Luego de un par de rebotes, hizo un gran pase para habilitar a Pisano por derecha quien, en vez de bajarla y controlar la situación, le pegó como venía para clavarla en el palo derecho del arquero. Así, el Rey de Copas pasó a igualar en un durísimo encuentro, 1 a 1. La jugada más polémica del encuentro llegó unos minutos más tarde cuando Silvio Trucco decidió quitarle la segunda amarilla a Guerra, por bajarla con la mano dentro del área, en una dudosa jugada, dejando al conjunto visitante con 10 jugadores. Independiente volvió a perderse una chance clara, nuevamente en la cabeza de Penco luego de una gran jugada entre Pisano (el más claro hasta ese momento), Insúa y Vallés, y los primeros 45 minutos se concretaron en Avellaneda. Pizzini ingresó en lugar de Montenegro, quien estaba con molestias físicas, en el complemento. Y como en el primer tiempo (aunque ahora con 10 players) fue Defensa el conjunto que salió más decisivo a buscar el gol, aunque sin fortuna. Así fue como el visitante tuvo una chance muy clara de convertir cuando pasaban los primeros 10: Acevedo remató de larga distancia, muy fuertemente, pero Rodríguez se lució con una excelente tapada que envió la pelota al tiro de esquina. A los 20, Martín Zapata, de floja tarea, se fue reemplazado por Adrián Fernandez, lo que marcaba muy claramente la intención del entrenador: salir a buscar el gol, como sea. El Rojo iba, trataba, empujaba... pero no conseguía vencer la red defendida por Fernando Pellegrino, hasta os 26. Es que en un córner a favor, el paraguayo Fernández estrelló la pelota contra el travesaño luego de un gran cabezazo y Sergio Ojeda (que venía teniendo un partido para el olvido) ejecutó de cabeza el segundo gol a favor del conjunto local. Sí, como dice el viejo dicho: dos cabezazos en el área es sinónimo de gol. Y qué gol para Independiente que daba vuelta un partido más que clave. Insúa, ovacionado, dejó el campo de juego para el ingreso de Fabián Monserrat cuando faltaban 10 para cumplirse los últimos 45. Tan sólo unos pocos instantes más tarde, De Felippe se fue expulsado (y aplaudido por los hinchas) por protestar ante Trucco una jugada en la que el árbitro había cobrado falta en ataque para el elenco visitante. El Libertadores de América se volvió una caldera. Los hinchas gritaban, cantaban y festejaban lo que se podía ser un triunfo fundamental para el deseado objetivo de ascender. Y a medida que el tiempo pasaba, el encuentro iba tornando un carácter cada vez más similar a lo que podía ser una batalla. Se cumplieron los 45 (cuando ya se habían adicionado cinco más) y pasó de todo: Pizzini la intentó aguantar cerca el córner cuando, en lucha por el balón, se cayó al suelo. En ese momento, Faccioli pateó al delantero en el suelo y vio la segunda amarilla de Trucco. Un tumulto se formó, entre jugadores de ambos equipos, y a consecuencia de esas protestas, Morel Rodríguez (se pierde el partido ante La Gloria) y Báez (perteneciente a Independiente) vieron la roja. Así, el visitante pasó a jugar con 8, mientras que el Rojo con 10. Si bien faltaban tan sólo cinco, fueron minutos sufridos en Avellaneda. Sufridos, pero que cuando el árbitro dio por finalizado el encuentro, valieron la pena. ¿Mal? ¿Bien? No importa cómo. Independiente tenía que ganar, de cualquier manera, y lo hizo. A falta de dos jornadas para el término de este durísimo torneo, el Rojo escaló nuevamente el tercer puesto y espera porque Huracán no consiga los tres puntos. Ante Instituto, se viene la segunda final...