al desempate
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Al desempate
08/06/2014
Por: Lucas Riggio
8 de junio de 2014
Independiente empató sin goles de local ante Patronato y con la victoria de Huracán ante Almirante Brown por 1 a 0, ambos deberán jugar un partido de desempate para definir el tercer ascenso a la Primera A.
Era el partido más importante del año para Independiente. De ganarle a Patronato en el Estadio Libertadores de América, subía directamente a Primera División. Asimismo, Huracán estaba obligado a ganar ante Almirante Brown para mantener vivo el sueño de jugar un encuentro de desempate para definir el último ascenso.
Independiente inició el encuentro tratando de ser dueño absoluto de la pelota. Empezó el partido siendo pensante, paciente y tocando por abajo. Sin embargo, esa intención se fue diluyendo con el pasar de los minutos haciendo que el elenco de Paraná creciera desde su principal juego de contragolpe.
El visitante tuvo la primera clara del partido, a los 16, en los pies de Acosta. El delantero superó a Ojeda y remató fuertemente para la buena respuesta de Rodríguez. Independiente respondió unos minutos más tarde, cuando Pisano remató de afuera y probó al buen arquero Sebastián Bertoli.
A los 29, Huracán convirtió el gol ante Almirante Brown y se hizo sentir en Avellaneda, ya que Independiente dependía aún más de su triunfo.
El Rojo atacaba pero quedaba mal parado permanentemente, lo que facilitaba la tarea de los delanteros visitantes que tuvieron la oportunidad de romper el marcador a los 24 minutos, cuando Gúzman remató y el Ruso amortiguó la pelota con el pecho. Independiente también estuvo a punto de cantar el primer grito sagrado cuando Penco cabeceó fuertemente a las manos del arquero rival, luego de un buen centro de Ojeda, pocos minutos más tarde.
El conjunto local empezó a mostrar nerviosismo en el campo de juego y así, lentamente, fue perdiendo el mediocampo y, por ende, el dominio de la pelota. Apenas un cabezazo de Montenegro y otro de Márquez fueron las jugadas a destacar de los restantes minutos de la primera parte.
En el complemento, el Rojo siguió sufriendo desde el comienzo. La marca hombre a hombre era uno de los mayores problemas, al igual que el retroceso general del equipo. De esta manera, tan sólo tres minutos tuvieron que pasar para que Patronato tuviera un corner a favor y una jugada de peligro.
Durante la mitad del segundo tiempo, Independiente buscó desesperadamente el gol, sin ideas claras y desordenado. Las principales armas ofensivas pasaron por los pies de Federico Mancuello por izquierda y de Matías Pisano, de quien su nivel fue de mayor a menor. Pero las jugadas no fueron claras, eran aisladas, y cada contragolpe significaba una nueva oportunidad para Patronato.
El “Pocho” Insúa, de flojo nivel, dejó el campo de juego a los 20 para darle lugar a Francisco Pizzini. Diez minutos más tarde, Mancuello, quien sin dudas fue el más claro del equipo, iba a hacer lo mismo en lugar de Facundo Parra.
Los minutos pasaban y a Independiente cada vez le costaba más. No lograba ser dueño único del balón, no lograba crear situaciones claras, carecía de buen poder defensivo y prácticamente no tenía marca del medio para atrás. Y así, los minutos pasaban, Patronato desaprovechaba las constantes oportunidades que el elenco de Omar De Felippe le regalaba y el tiempo en Avellaneda se iba muriendo lentamente.
A los 36, Montenegro -entre silbidos y aplausos- fue reemplazado por Christian Ortíz, quien de manera insólita debutaba en primera.
Fueron tan escasas las oportunidades por quebrar el cero del conjunto local, que un centro pasado de Pizzini, que casi se mete debajo del travesaño, fue la jugada restante a destacar.
El campeonato de la B Nacional no parece tener fin para Independiente. Ahora deberá aprovechar la última oportunidad, de las tantas que tuvo, por conseguir el tan deseado ascenso. Tendrá que volver a vencer al duro Huracán, que viene en levantada, y Omar De Felippe tendrá que encontrarle la vuelta al equipo para esta última fecha.