al reves que superman
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Al revés que Superman
17/03/2015
Por: Eugenia Ferreras
17 de marzo de 2015
Nunca me importó tan poco que empezara un Mundial como el año pasado.
No debo haber sido la única. Empezó el 12 (de Junio) y hasta el 11 yo venía con el corazón ocupado en otra cosa.
Habíamos vuelto a Primera, a donde correspondía, el día anterior. Qué me iba a importar la Selección, qué me iba a importar medio mundo yéndose a Brasil, qué me iba a importar el Panini a medio llenar, qué me iba a importar Messi. Yo, la verdad, si podía hacer que el Mundial se terminara ese 12 de Junio mismo y empezara de vuelta el torneo, con el Rojo en primera, lo hacía.
Después, bueno, de a poco, a velocidad Sabella, el Mundial y todo lo que es EL IMAGINARIO MUNDIAL, me fueron ganando hasta terminar volviéndose el más inolvidable que me tocó vivir hasta ahora.
Acá es cuando vienen todos ustedes a decirme Y SI NENA SI VOS NO VISTE NADA, CUÁNDO NACISTE, VOS NO SABÉS LO QUE ES UN MUNDIAL INOLVIDABLE.
Y no, qué querés que te diga. No tengo la culpa de haber nacido justo después de nuestras dos otras finales históricas/histéricas con Alemania. Yo a la Selección la agarré más o menos así como está ahora. A el DRAMA que es una final, lo viví recién, por primera vez, el año pasado.
Y me agarró desprevenida, encima. Como a todos, creo. Nadie tenía la esperanza lista para creer en que lo podíamos conseguir. Que podíamos volver a poner a Argentina por encima de todos. Donde correspondía.
Sí, eso último. Para los hinchas de Independiente, era la segunda vez consecutiva en el año en que nos mandaban a creer en una reconquista.
Solo que esa segunda vez, no se consiguió.
Y ya para ir yendo al punto de lo que en realidad vine a decir, digo lo que más bronca me dio de la final en Brasil:
Me jode profundamente que al gol nos lo hizo un hijo de puta sin honor, ni códigos, ni sangre como Gotze. No se merece ni que busque en el teclado el atajo para escribirle bien el nombre, con los puntitos en la O.
Me molestó soberanamente. Porque va a quedar en la historia como figura, como ícono, ídolo, de este Mundial, un tipo que es todo lo opuesto a lo que a mí me enseñaron que tiene que ser una figura, un ídolo.
A mí me enseñaron que los ídolos, los que te hacen ganar cosas y llegar hasta donde querés, son otro tipo de tipos. Humildes, que tienen honor, que ponen primero la camiseta. No se trata solo de que jueguen como tienen que jugar.
Mi corazón estaba acostumbrado a ese tipo de ídolos. Por eso el rechazo a Gotze.
Y ahora sí, al punto:
Mi corazón, el año pasado, por ejemplo, estaba acostumbrado a Mancuello.
Y acá es cuando vienen todos ustedes a decirme Y SI NENA SI VOS NO VISTE NADA, CUÁNDO NACISTE, VOS NO SABÉS LO QUE ES UN ÍDOLO.
Y no, qué querés que te diga. No tengo la culpa de haber nacido justo en el año en que se retiró el Bocha. Yo al Rojo lo agarré más o menos así como está ahora. A medio hacer. Crecí tratando de entender si tenía que poner el corazón en lo que me contaban o en lo que veía.
Porque claro que mi viejo, mi abuelo, sí habían visto cosas. Por eso yo entiendo que mi viejo esté más cansado que yo y crea mucho menos que yo. Él tiene otra medida de las cosas. Él vio cosas, tiene esa suerte. Yo no tengo nada más que la esperanza. No me queda otra que confiar, porque la única forma que tengo de ver al Rey de Copas es si vuelve a pasar. Tengo que creer que va a volver a pasar.
Yo soy hincha. Y, como su nombre lo indica, mi vocación original tiene que ser hinchar. Y eso viene con presente obligatorio. Mi viejo puede hinchar pensando en lo que vio y reclamarlo. A mi me toca esperar.
Por eso gracias, Mancuello por aparecer. De parte de los que esperamos.
No me canso de decir que me encanta que el líder de la reconquista de Independiente venga de un lugar que se llama Reconquista. Todo cierra. Todo está escrito. Él lo va a conseguir. Lo tiene en el DNI. De la Reconquista venimos y a la reconquista vamos.
Y sobre todo, gracias Mancu, porque tenés mi edad.
Por ser uno que tampoco vio un carajo. Que también sabe que lo mejor sólo puede ser lo que está por venir.
Uno que, encima, nació lejos. Que no tenía por qué ser del Rojo. Pero así le dijeron en su casa que tenía que ser y así él decidió que iba a ser. Aferrado a cosas como la que dijo ese 11 de Junio, cuando ascendimos: "en mi casa escuché desde chico que Independiente no pierde finales". Llorando. Y haciendo llorar a mi papá y a mí al mismo tiempo. Uniendo los dos tipos de esperanza.
Mancuello. Supermancuello, como le dicen. Aunque no me gusta tanto que le digan así. Porque lo grande de Mancuello es que es al revés que Superman, que tienen primero el SUPER y después el MAN. Primero el súper poder y después la humanidad.
Mancu viene con el MAN adelante. Con la humanidad al frente, con lo que en su casa le enseñaron a ser. Después, con la magia.
Mancu es hincha, primero. Después, jugador. Mancu se parece más a nosotros.
Por eso (para esto tanta introducción) ayer fue un día enorme para todos los hinchas de Independiente.
Ayer, al tipo que en Junio lloraba diciendo que las finales no se perdían, lo invitaron a jugar con los que el año pasado lloraron en el Maracaná.
Una parte de la historia que quiero vivir se está cumpliendo. Tengo el corazón súper rojo.
Felicidades, Mancu. Y más felices nosotros, que te tenemos.