Cuando la noche parecía tranquila en el mundo Independiente, una bomba informativa sacudió las redes y encendió todas las alarmas en la Sede de Avenida Mitre.

El periodista Santiago Mattano lanzó una advertencia directa a la Comisión Directiva que heló la sangre de los hinchas: Boca Juniors tiene en la mira a Felipe Loyola y estaría dispuesto a avanzar fuerte para quedarse con la gran figura del equipo de Gustavo Quinteros.

La información es concreta y genera un temor real en Avellaneda. "Estén atentos los dirigentes. Boca viene por Loyola", fue la frase que detonó la polémica. El chileno se ha convertido en el motor del Rojo y su salida sería un golpe al mentón para el proyecto 2026. Pero lo que más preocupa no es solo el interés, sino la ingeniería económica detrás. Loyola tiene una cláusula de salida de 8 millones de dólares, una cifra elevada pero no imposible para las arcas del Xeneize.

La situación contractual del polifuncional mediocampista tiene sus particularidades. Independiente posee el 50% de la ficha, mientras que la otra mitad pertenece a los antiguos dueños de Huachipato. Si bien en el fútbol argentino existe un "pacto de caballeros" no escrito de no ejecutar cláusulas de rescisión entre clubes locales (salvo que el jugador presione para salir), la agresividad de Boca en los mercados recientes obliga a no descartar ningún escenario.

La dirigencia de Independiente deberá moverse rápido para blindar a su mejor jugador. Perder a Loyola a manos de un rival directo sería un costo político imperdonable y un retroceso deportivo abismal. Por ahora es una alerta, pero el ruido es fuerte y en el fútbol, cuando el río suena, es porque un grande trae piedras.