Desde aquel partido en que el Tano Gracián metía un gol de mitad de cancha que Independiente no podía ganar en el Florencio Sola. No es un reducto fácil, ya que Banfield se hace muy fuerte allí, pero hoy, una chiquilinada de Lihué Prichoda le abrió el partido al Rojo para que sume su tercera victoria consecutiva. Con la fuerza que le dejó el clásico, e intentado consolidar una base, Jorge Almirón puso en cancha un equipo similar al del domingo pasado. El único cambio fue el de Villalba por Escudero. Por eso, una vez más el esquema que utilizó fue 3-5-2. Breitembruch, Tula y Cuesta en la línea de fondo, con Gómez y Villalba por los costados. El medio fue propiedad de Bellocq y Mancuello, mientras que el ataque se lo repartían entre Montenegro, Lucero y Penco. Banfield salió con su clásico 3-4-3 presionando muy arriba con Chetti, Noir y Salcedo. En algunas salidas del fondo que pusieron en apuros a los defensores, sobre todo a Cuesta y a Villalba, el equipo casi que rehusó el salir jugando claro desde la primera línea, al menos por el primer tiempo. Igualmente, a Indiependiente le costaba asociarse, Franco Bellocq estaba muy quieto en el medio y no daba opciones para armar juego, y esto hizo que varias veces el Rolfi fuera que cruzara, hacia atrás, la mitad de cancha y comenzara los avances. El Taladro atacaba siempre por el lado derecho con Noir, Erviti y Prichoda, que le estaban haciendo pasar una noche complicada tanto a Lucas Villalba como a Victor Cuesta, y esto se vio reflejado en varios centro desde la derecha hacia la izquierda (siempre al segundo palo) donde Salcedo luchaba mano a mano con Breitembruch y/o Gómez, generándose así una clara ventaja física. Banfield parecía más preciso y a Independiente le costaba llegar, como dijimos. Pero la más clara fue nuestra, porque Mancuello (haciendo un presagio de lo que sería el gol) apareció de sorpresa en el área de Serbio y definió afuera del palo izquierdo del arquero. Los avances se resumían a Montenegro intentando colocar pelotas en profundidad para Penco, que le costó mucho hacerse eje pivot, y por eso, tanto Gómez como Villalba no podían lastimar a la defensa rival. Pero el equipo era impreciso, y no se vislumbraba un partido fácil hasta que Prichoda se hizo expulsar. Esta expulsión y los cambios de Pisano por Gómez y Pizzini por Penco, en el arranque del segundo tiempo, le dieron al equipo la tranquilidad que buscaba. Acá se empezó a jugar más en corto, de la mano de un participativo, pero no siempre preciso Montenegro, y los recién ingresados por derecha e izquierda, formando un 4-2-3-1 que intentaba desnivelar haciendo el dos-uno a los laterales de Banfield. Así fue como en una jugada de varios toques y una exquisita habilitación de “Juguete” para Mancuello (nuevamente apareciendo en el área por sorpresa) el Rojo se puso en ventaja en el Sur. Lo que paso de ahí en adelante fue que Independiente esperó un poco más retrasado, no tanto como contra Racing, y aprovecho ese hombre de más haciendo circular la pelota de buena manera. Banfield en tanto, intentaba siempre por los costados, y la derecha seguía siendo su lado favorito, pero la defensa se acomodó mejor y no pasó mayores sobresaltos. En conclusión, Independiente hizo un partido inteligente desde el momento que Banfield se quedó con uno menos. Se rescata la intención de Almirón de afianzar un esquema y un equipo, y también los cambios, ya que los que se hicieron en el entre tiempo, abrieron la cancha y el partido. Así se consiguió la tercer victoria consecutiva, aún se puede jugar mejor y la idea del DT todavía sigue en proceso de asimilación por parte del equipo, que igualmente puede ir mejorando con mucha más tranquilidad de la que tenía hace tres fechas.