buenas intenciones
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Buenas intenciones
20/07/2016
Por: Javier Brizuela
20 de julio de 2016
Esta no es una pretemporada más en el mundo Independiente. Si bien la ansiedad es un denominador común en cada hincha y los recesos siempre nos ven con las ilusiones renovadas y el esqueleto amagando con rajar para Avellaneda, este tiene varias particularidades que lo hacen especial y a la vez más tedioso.
Es muy largo, está envuelto en un contexto en el que clubes, AFA, empresarios y el gobierno se sacan los ojos negociando las nuevas pautas del negocio, mientras los hinchas no sabemos cuando, donde ni que torneo va a disputar nuestro equipo. Pero lo que más nos hace tachar los días que faltan para volver a pisar nuestra casa es saber que comienza la era de un par, de un hincha que se convirtió en ídolo y ahora dirige al primer equipo del club que ama como nosotros.
Siempre le deseamos lo mejor al que llega, porque es lo mejor para Independiente. Ahora ese deseo es doble, porque también queremos lo mejor para el técnico. Y no es una cuestión simplemente de fe, producto de nuestra pasión. Tampoco de un enamoramiento adolescente y caprichoso.
Gabriel Milito es líder, capitán y símbolo de Independiente desde que posó sus rulos en el césped allá por el 97 con tan solo 17 años. Durante su extensa y exitosa carrera fue dirigido por los mejores entrenadores y todos lo han elogiado y reconocido como un técnico dentro del campo. Fue parte del proceso más exitoso y el que mejor y más lindo jugó en la historia del fútbol mundial.
¿Con eso alcanza? Por supuesto que no. O al menos, solo nos permite fundamentar el optimismo con el que esperamos el inicio de su era. Pero no es suficiente para lograr resultados, que en definitiva son los que mandan en el fútbol. Para eso hay que ganar. Y para lograr los tres puntos hay que jugar bien.
Por eso es importante ver al equipo. ¿Entonces, como juega el Independiente de Milito? Si bien los cinco amistosos disputados hasta el momento no son parámetro para llegar a una conclusión, ya que casi todos fueron ante equipos menores, sirven para ver las intenciones del entrenador.
Y es grato saber que lo que intenta hacer es lo que todos (al menos yo) esperamos que haga. Una idea que comulga con el paladar del hincha Rojo, con más similitudes (por suerte) a la ejecutada por Almirón que a la de Pellegrino.
Esta mañana Independiente fue un equipo que paró un 4-3-3 claro, con mucha movilidad y tenencia del balón. Con un extremo fijo en cada banda (Rigoni por izquierda y Fernández por derecha), con Denis como centro atacante y Benítez jugando suelto, buscando romper y generar espacios y juego. El Misionero es un jugador importante en el esquema que plantea el DT y es fundamental que rinda de la mejor manera. Algo similar ocurre con el cinco, hoy el Torito Rodríguez, eje en el medio. Es crucial que recupere el nivel que mostró antes de la lesión.
Se busca usar todo el ancho de la cancha y solo tirar pelotazos para cambiar de frente, algo que se trata de hacer todo el tiempo tocando, aunque signifique retroceder en el campo. Se nota que la intención es respetar y sostener la pelota aún en situaciones de asfixia, de las que se trata de salir con toques de primera.
Otra buena noticia es ver a los laterales continuamente en posición de ataque, haciendo tándem con los extremos más Benítez, que se reparte entre ambas bandas según donde este el balón. Ver a un lateral tocar y pasar rápido después de verlos sacar pasaporte para cruzar el mediocampo con Pellegrino es sin dudas algo esperanzador.
A pesar de esto el equipo encontró más profundidad presionando y recuperando que llegando con la pelota dominada. La mayor parte de las situaciones vinieron por la gran presión que trata de imponer el equipo aún en campo rival cerca del arquero contrario. El resto, gracias al desmarque por las bandas.
La misma idea mostraron los suplentes, con Méndez como manija en el medio y el pibe Barcos haciendo algo similar a lo de Benítez en el primer encuentro, pero el resultado no fue el mismo. Además del tanteador, fue distinto el rendimiento, siendo bastante flojo lo del segundo equipo.
¿Alcanza con esto? ¿El Independiente de Milito ya es el Barcelona? No, ni muchísimo menos. Flandria, ni nuestro homónimo de Chivilcoy y mucho menos Camioneros o Villa Dálmine son parámetro, no son rivales de fuste como para evaluar que tan eficaz puede ser este sistema ejecutado por nuestro plantel. Habrá que ver la idea plasmada ante equipos de primera y por los puntos, con la presión de la gente. Y tener paciencia y aguantar los partidos en los que esa tenencia sea aburrida, o se pierda por arriesgar en el fondo.
Lo que si es seguro es que las intenciones son las que nosotros esperábamos de parte de Milito. Por nosotros, por él y por sobre todas las cosas por Independiente, ojalá los resultados también.