cero a la izquierda
cero a la izquierda
Cero a la izquierda
25/04/2016
Por: Juan Manuel Colomer
25 de abril de 2016
Un cero a la izquierda no suma o resta en nada el valor de un número. Mauricio Pellegrino es un extraño caso de cero a la izquierda porque cumple solo con una parte de ese enunciado. No le suma nada al valor de este equipo pero, en muchos casos, le resta bastante.
Un nuevo partido trascendental que este entrenador no logra ganar. Creyó que jugar contra Racing era lo mismo que jugar contra los juveniles de Vélez, el resultado a favor lo volvió a obnubilar y todo eso, sumado a su poco interés por trabajar en la semana, lo llevaron a repetir nombres y planteos en un partido que iba a ser totalmente diferente.
Aún asi, arrancó medianamente bien. Con una interesante presión en la salida de ellos, buenas sociedades en la mitad de la cancha y el control de la pelota y el partido. Todo eso casi sin profundidad. Independiente generó dos situaciones de gol, definidas de muy mala manera por Ortiz y Fernández.
En el segundo tiempo, ya sin el Cebolla Rodríguez lesionado por enésima vez, el equipo fue de mal en peor y empezó a mostrar la cara que mostró a lo largo de todo el ciclo Pellegrino. Abusó del pelotazo, aisló a los delanteros, los cambios en lugar de mejorar la ecuación la empeoraron y casi no pateó al arco ni generó jugadas de real peligro. Lo que no cambió tampoco fue la fortuna. Otra vez mantuvo el cero en el arco gracias a Campaña. El único cero que suma de verdad.
Paradójicamente, el único acierto de Pellegrino -sacar a Rodríguez para poner al uruguayo-, no se lo puede adjudicar porque lo terminó haciendo tarde y por presión de la mayoría de los hinchas y algunos dirigentes. Los mismos directivos que meses antes aseguraban increíblemente que el Ruso era uno de los tres mejores arqueros del país. Se pagaron caro los caprichos en Independiente. Costaron una accesible Copa Sudamericana y seguramente tendremos que agregar a este torneo a esa lista.
Los puntos altos de Independiente, además del arquero, fueron otra vez Cuesta y Tagliafico. Sumando también al Marciano Ortiz que mientras tuvo con quien jugar estuvo muy fino, participativo y aportando mucho en la recuperación y el ataque. Después, sufrió como nadie cuando el equipo se partió. Méndez sigue desaparecido y con un nivel bajísimo, Aquino no pudo mostrar el espejismo que fue ante Vélez y Rigoni estuvo más intermitente que nunca, alternando muchas mas malas que buenas.
Pellegrino creyó que tirando a la cancha a Denis, Fernández y Vera los últimos 10 minutos del partido se podía despegar de la critica a su falta de audacia. Nunca estuvo ahí el secreto. El problema es que el técnico no supo encontrarle un funcionamiento al equipo más allá de los apellidos y los esquemas. No sos más ofensivo por poner 3 delanteros, así como no sos más defensivo por poner 5 defensores. Para que jueguen juntos esos tres delanteros hace falta un trabajo que a Pellegrino no le gusta hacer. Hay que ensayar en la semana, probar, poner jugadores que generen juego para los tres de arriba. Y, sobre todo, estar convencido. No hacerlo por presión. No está en su génesis jugar con tantos delanteros. Tampoco está en su génesis jugar con un delantero como Denis. Por eso lo expuso a jugar de espaldas y recibiendo pelotazos de los defensores a 50 metros del arco rival para justificar su salida de los titulares. Lo más triste es que hoy eso mismo lo sufre Fernández, más allá de que por su estilo puede aportar más entrega, aunque a la postre no sirva para nada.
La agonía se sigue estirando. Los números siguen dando oportunidades que se esfuman cuando vemos como juega el equipo. Lo más importante hoy es que los dirigentes entiendan que hace falta un cambio. Ya no importa cuándo. Debió haber sido mucho antes y no fue. Ahora dirán que quedan pocas fechas hasta que termine el contrato. No debe haber ni un solo espacio para pensar en una renovación. Pase lo que pase. Corran la coma, que el cero a la izquierda no vale nada.