Independiente recibió a Estudiantes de La Plata en el Estadio Libertadores de América en un cotejo que ya en la previa se veía como clave para los dirigidos por Ariel Holan. El entrenador del Rojo realizó una única modificación en el equipo respecto del que derrotó a Arsenal en el Viaducto. La inclusión de Alan Franco, de buen partido, ocupó el lugar de Juan Sánchez Miño, quedando así el capitán de Independiente en el lateral izquierdo. Por el lado de la visita, se podía avizorar de antemano que el once propuesto por Nelson Vivas, consistente en un 4-1-4-1, iba a tener a Ascacibar como encargado de la salida del Pincha y del aprovechamiento de las bandas para lastimar a la portería de Martín Campaña. Ante este panorama, hay que remarcar que en el comienzo Independiente entró sin poder imponer condiciones. Estudiantes se hizo cargo del dominio de la pelota pero sin generar mayor peligro para el arco del local, salvo algunas aproximaciones. Pero promediando la mitad de esa primera etapa, fue Independiente quien golpeó primero a través de una exquisita definición de Martín Benítez, quien fue una de las figuras de la cancha. Pero con la ventaja consumada, el equipo de Holan cayó en una meseta, producto del relajo de haber convertido primero, y su rival tuvo la posibilidad de conseguir la igualdad minutos después, con una jugada de carambola casi llegando al fin de la primera mitad. Una vez empezado el segundo tiempo, Independiente siguió con este letargo y gracias a nueva distracción defensiva, esta vez en una pelota parada, se encontró ahora en desventaja. Dos cachetazos en pocos minutos, y una pasividad que rivales de este fuste no te perdonan. Debe destacarse que ante este escenario, con un rival en ventaja, y del nivel del Pincha, la actitud del Rojo cambió radicalmente, y para bien. Benítez, de lo más destacable en ofensiva, a partir de su gambeta comenzó a encontrar espacios que le posibilitaron entre otras cosas generar el penal que Ezequiel Barco, con mucha personalidad, cambió por gol. Logrado el empate, los últimos minutos se observó a Independiente con una postura de dominador claro, con la línea de fondo posicionada en la mitad de la cancha, y a raíz de la buena circulación se intentó vulnerar al equipo de Vivas por todos los sectores, pero a causa de la mala definición, y a la mala fortuna, el equipo de Holan se vio privado de conseguir su primera victoria como local en este año. Haciendo una evaluación general del partido, me quedó con la intensidad y la actitud de este grupo de jugadores. De la misma manera lo vivió el hincha que despidió al equipo del Libertadores de América, en un contexto adverso donde no se consigue hace mucho ganar en nuestra casa. De seguir de esta manera los resultados se conseguirán más temprano que tarde. Con los objetivos en mente, será cuanto menos importante conseguir una victoria en Rosario ante Newell’s, para seguir con expectativas de volver a la Copa Libertadores. Párrafo aparte para Baliño, el árbitro que “impartió justicia” anoche en el Libertadores de América. Queda mal decir que un equipo no ganó por un juez, pero está a la vista que tanto él, como los que oficiaron de jueces de línea, fueron un factor determinante para que Independiente no se haya llevado tres puntos en vez de uno. Los dos goles anulados y el penal no cobrado contra Gigliotti son fiel prueba de ello.