dos anos de locura y de pasion
dos anos de locura y de pasion
Dos años de locura y de pasión
15/06/2015
Por: Javier Brizuela
15 de junio de 2015
Nada que no incluya la salud de algún ser querido o propia nos va a doler tanto como el golpe que recibimos el 15 de junio del 2013. Absolutamente nada. No fue algo inesperado, pero es imposible prepararse ante lo desconocido, por más que uno lo vea venir.
A la vez, y no es por tratar de encontrarle un lado amable porque no lo tiene, fue la confirmación de que no existe algo que pueda modificar nuestro amor por Independiente. Nos sentíamos en la obligación de estar ahí, de abrazarnos para dividir el dolor entre todos, acariciar un pedazo de cemento, una butaca y hacerle frente a la culpa de no haber sido capaces de torcer el rumbo, sintiendo el dedito acusador de nuestros antepasados.
Y acá estamos dos años después, con esa marca que nos ha dejado turulecos y que nos va a durar por siempre, con mucho de locura pero con una pasión inalterable, buscando la manera de reaccionar y sobreponernos.
A mi particularmente me ha dejado una especie de extraña capacidad que podría ser envidiable (lo único lamentablemente) para Sebastián Estevanez o Mariano Martínez, pero que a un periodista no le sirve da nada. Simplemente evocar esos instantes de belleza tan crueles (parafraseando a un ídolo) de aquel día me ponen casi inmediatamente a llorar como un niño.
Cada uno de nosotros ha canalizado ese dolor como pudo, apuntando ese dedo acusador para otro lado, creyendo ser capaces de dictaminar como debe cada hincha pensar, sentir y vivir este amor por Independiente, adjudicándole una culpa imposible de probar. Algunos con el librito de historia, otros sin prestarle atención, todos presos de la misma locura, pero también de la misma pasión.
Estemos de acuerdo o no, todos queremos lo mejor para Independiente y eso es lo que nos tiene que unir. Debemos entender que es muy difícil que cambie rápidamente algo que estuvo tanto tiempo deteriorándose. Si no calmamos nuestra ansiedad, podemos atentar y demorar lo que en definitiva todos queremos: volver a ser lo que fuimos, agregarle páginas de gloria a la historia que heredamos.
Hay que confirmarlo en los balances, pero más allá de los gustos e ideologías que cada uno tenga, es innegable que son positivos los cambios realizados por el actual gobierno. Menciono lo de los balances porque de no sanearse la economía o al menos terminar con el crecimiento del pasivo, todos estos cambios serían simplemente una entrada y salida de dinero sin arribar a ninguna solución. De no lograr eso, más allá del equipo que se logre armar y los resultados obtenidos, cualquier logró (bienvenido sea igualmente) sería un paliativo, pero no una cura. Como ganar una Sudamericana (aunque lo del 2010 fue producto de la casualidad y no de hacer algo bien) e irse al descenso dos años y medio después...
Necesitamos un proceso en el que comulguen un equipo competitivo, una dirigencia que trabaje, un club con superávit (como mínimo equilibrado) e hinchas apoyando. Hoy, paradójicamente, dos años después de aquel terrible día, empieza a trabajar un nuevo entrenador. Ojalá sea el que necesitamos para transformar, entre tanta locura y pasión, aquellas lágrimas para que vuelvan a ser de alegría.