el extrano caso del doctor jorge y el senor almiron
Por: Juan Manuel Colomer
22 de septiembre de 2014
(LA COLUMNA DE COLOMER) A mí no me molestan las declaraciones previas a los partidos. Mientras sean medidas y respetuosas las entiendo como parte del juego. El problema lo tengo cuando me mienten. Y Almirón volvió a mostrar su peor cara: la del tipo que declara una cosa pero hace exactamente lo contrario. Un peligroso homenaje al famoso Dr Jekyll y Mr. Hyde. Porque evidentemente hay un Almirón que declara, promete, ilusiona y otro que arma los equipos para los partidos. No es la primera vez que aparece este doble mensaje, solo que esta vez el cachetazo futbolístico lo deja expuesto y no a resguardo como lo hicieron los triunfos inexplicables y hasta inmerecidos que había logrado de Olimpo hasta hoy.
La lógica, y no por la historia (que aunque pesa no juega) sino por rabiosa actualidad, indicaba que este River era mucho, aún para el mejor Independiente. El problema es que Almirón decidió equivocadamente no presentar al mejor Independiente posible. Entonces todo fue, lógicamente, más cuesta arriba de lo que se pensaba. Y no solo por el resultado final que muchas veces son solo números que explican poco, sino por el desarrollo. Ahí es donde perdimos por una goleada más estrepitosa que el 1-4. Nadie sabe qué hubiera pasado si Independiente salía de entrada con el planteo y los nombres del segundo tiempo por ejemplo, pero seguramente a esta hora habría menos cosas para reprochar y se entendería mucho más todo lo que se declaró en la semana.
Por cuarto partido consecutivo hace un mal planteo, solo que esta vez la suerte y el mejor equipo del momento le dijeron basta. A River siguen sin atacarlo. Porque el doctor Jorge, que amenazó con atacarlo como nadie lo había hecho, terminó perdiendo terreno ante el señor Almirón que lo atacó menos que el modesto Godoy Cruz por Copa Sudamericana hace cuatro días. ¿O pensaba atacarlo con Villalba y Breitenbruch de carrileros? De carrileros que aparte no cruzan la mitad de la cancha y cuando la cruzan tienen las limitaciones lógicas de aquellos que no tienen vocación ofensiva. Si realmente vas a atacar, los nombres propios deben tener vocación ofensiva más allá del lugar que ocupen en la cancha.
Por cuarto partido consecutivo hace en el entretiempo lo que debió haber hecho de entrada solo que esta vez debía remontar un 0-2. Hoy le tocó a Ojeda ser el “jugador inexplicable” de cada fecha y salir tempranamente también. Antes fue Vallés y antes Iván Pérez y siguen los nombres. No se puede regalar tanto y aprender tan poco.
Da bronca que después de tantas palabras y declaraciones en la semana, Almirón y sus jugadores hayan ido al Monumental a hacer lo que peor hacen: defenderse. Una cosa era perder apostando al golpe por golpe y tratar de aprovechar el lado más débil de River y otra es perder de esta manera.
De todas formas, más allá de los errores del técnico, salvo Mancuello, todos tuvieron una actuación para el olvido. De los regalos de Tula, Cuesta y el Ruso no se lo puede hacer responsable ni al doctor Jorge ni al señor Almirón.
Ojalá el técnico haya logrado la derrota que evidentemente necesitaba para aprender de los errores que las victorias no le permitían cambiar. Y ojalá ayude también para que entre el doctor Jorge y el señor Almirón no haya tantas y tan marcadas diferencias.
12/12/2024 11:12:00
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