el juego de la oca
el juego de la oca
El juego de la Oca
24/02/2016
Por: Eugenia Ferreras
24 de febrero de 2016
No es novedad que en Independiente se avanzan dos casilleros y se retroceden tres.
No digo nada nuevo si hablo de que cada cada partido es perder un turno y no avanzar nada.
Pero como en todo juego donde la mitad es responsabilidad del ingenio y la otra mitad es culpa o acierto de los dados (por que sí, porque en el fútbol también juega la suerte), es necesario parar y mirar el tablero. Y ponernos en la pose que merece el estado en el que estamos, para al menos predisponernos a jugar desde el lugar más honesto.
Nosotros, digo. No solo ellos. Nosotros los hinchas. Los que nos peleamos con toda la oficina con el diario del lunes. Al hincha también le aplica el "haganse cargo, ESTO ES Independiente".
En ese ESTO ES, que no es para nada un ESTO ERA, está la clave.
Lo dije en algún momento y sostengo que sigue vigente: somos el Ruso. Somos todo lo que le criticamos al arrogante y soberbio y todo eso que decimos del "arquerito". Eso que nosotros le vemos como arrogancia, el periodismo como personalidad, y él mismo como fortaleza. Somos la misma cosa. Somos unos arrogantes. Pero ah, no, no le digas arrogante a un hincha de Independiente. Para nosotros, somos exquisito. El paladar negro, ey. Esa es nuestra fortaleza. "Personalidad" diría el ojo que quiere quedarse fuera.
Y mientras tanto, tenemos un equipo que sale a la cancha con una camiseta que dice Oca al frente. Ojalá, además del escudo, pudiéramos ser un equipo que representara a su sponsor. Es el sueño de cualquier marca. Pero también es mi sueño, como hincha, seguir un equipo que pueda llevar hasta el final lo que tiene que le encomiendan llevar a destino. Desde un campeonato hasta un gol. Ojalá independiente, con su logo de Oca al pecho, pudiera cumplir con llevar la pelota hasta el arco con la puntualidad con la que el cartero te trae la camiseta que pediste por internet.
Y ojalá el hincha, que también luce en el pecho el mismo logo, demostrara su personalidad en respetar los tiempos, no en desperdiciar un envío en volcar el camión antes de llegar, solo por la ansiedad de festejar.
Y ojalá tuviéramos dirigentes que cuidaran el paquete que tienen en las manos. Y no gente cuya "personalidad" es maldecir a los hinchas que reclaman después de malos resultados, u ocuparse de pelear por Twitter con otros dirigentes como quinceañeras.
O sí, seamos todo eso. Seamos arrogantes y no nos banquemos este presente. Pero hagamosnos cargo. ESTO ES Independiente. Queda la estela, el soplo, del Independiente que una vez fue. Pero por más que lo pidas, es imposible pedirle estar a la altura al desastre que somos hoy. Y no hablo de conformarnos, hablo de ser realistas.
Si vamos a putear, o vamos a alentar, o como sea que vayamos a jugar este juego, partamos de lo que somos.
No nos hagamos los que vamos a llegar cancheros, en dos días, a entregar una encomienda, si en vez de un avión, tenemos una bicicleta desinflada.
Paremos de retroceder casilleros como boludos.