el lastre
el lastre
El lastre
16/04/2014
Por: Javier Brizuela
16 de abril de 2014
(COLUMNA DE OPINIÓN) Los tristes acontecimientos que se vienen dando día tras día en el Club no hacen más que confirmar una y otra vez lo que ya sabemos desde antes del 15 de junio del año pasado por la tarde, cuando la última gota rebalsó el vaso. Este nefasto Presidente, a la cabeza de la mentira llamada Independiente Místico, es un lastre que está ahogando a la Institución en un pozo que parece no tener fin.
De tener la honestidad que proclamó siempre y que mucha gente sigue sosteniendo (repitiendo como un lorito algo que escucha, pero que no encuentra ningún asidero en los hechos) cuando Silvio Trucco pitó el final ante San Lorenzo se hubiese ido. Ya en ese momento había demostrado no estar a la altura, no solo en lo deportivo. Pero no, pensó más en él que en Independiente, que está por encima de todo y todos, siempre. Se quedó para seguir arrastrándose en su incapacidad, destruyendo al Club aún más, haciendo que esta película de terror no termine nunca.
Es un lastre para sus compañeros de partido, los que ya renunciaron y los que ansían el momento de huir.
Para los opositores, los que en verdad quisieron y quieren ayudar y encuentran siempre un pero. También para los que otrora lobos quieren volver con piel de cordero y piensan que no tenemos memoria.
Para los jugadores que se cansaron de que no les cumpla y no lo quieren ver ni en el micro.
Para el cuerpo técnico, que pide a gritos una solución al tema político.
Para los empleados del Club, sean del estadio, sedes o colegio, que cobran en cuotas y no le perdonan una, cansados del manoseo al que vienen siendo sometidos.
Para todos los hinchas, que lo insultaron el lunes con unanimidad hasta con el equipo ganando.
Para todos los socios, que pagamos la cuota y no sabemos que se hace con la plata.
En definitiva, lo es para Independiente, que ya ha soportado ludópatas, delincuentes, inútiles y sigue vivo, esperando empezar a resurgir de una buena vez.
Pero para eso, está claro, debe sacarse el lastre de encima.