El mercado de pases de Independiente es un déjà vu de los últimos años. Los poquísimos dirigentes que quedan están en otra, varios de los máximos valores yéndose libres o regalados, y muchos rumores, pero nada de refuerzos.
Otra de las coincidencias es la novela a la que ya estamos acostumbrados, que tiene varias temporadas y está sumando nuevos capítulos. Lo de Marcone es sin duda alguna, un tema que nos genera muchas controversias a los hinchas.
Y como siempre decimos, abarcar un tema así requiere datos precisos para llegar a una conclusión. Como al no tener los números es imposible, lo que debemos hacer es basarnos en los hechos que son indiscutibles.
Iván es un hincha como nosotros, no hay ninguna duda de eso. Quiere mucho al club y eso seguramente indique que para él, jugar en el Rojo es cumplir un sueño de pibe.
No es Marangoni, está claro, pero tiene condiciones y nos da la impresión de que le puede sumar al equipo, al grupo y a la institución. Porque el club está prendiéndose fuego, futbolísticamente no tiene nada, y en el plantel hace falta sentido de pertenencia. Quizá sea cargarle una mochila muy pesada, a lo mejor es una ilusión ingenua que tenemos como hinchas, pero no sería raro que lo pueda hacer.
Sin lugar a dudas le sube la vara al resto cuando un jugador de nivel demuestra su amor al club, en momentos donde traicionarlo es moneda corriente, encima con hinchas que los defienden porque odian a los dirigentes, olvidándose que lo primero siempre es Independiente.
Ahora bien, acá es donde empieza el problema más grande. Porque hay que tratar de encontrar el equilibrio entre tomarle el pelo a un profesional porque quiere jugar en el club y perjudicar a la institución innecesariamente.
Con la plata ajena somos todos generosos, y claramente este no es el caso de aquellos jugadores (que los hay), que les dicen a los dirigentes yo voy y después arreglamos. Y no está mal que así sea, aunque todo tiene un límite.
Un hincha sabe en que condiciones está el club, y perjudicarlo debería ser lo último que le interese. En cuanto al contrato, no debería haber mayor problema, nadie trabaja gratis y Marcone no tiene por que hacerlo. Ahora, viendo como se nos van todos los jugadores libres y sabiendo perfectamente que el club lo único que tiene son deudas, son muchas las preguntas que surgen.
¿Por qué el negocio lo tiene que hacer su representante y no Independiente? ¿Si su sueño es jugar en el Rojo, para que firmó el año pasado a los 31, un contrato de varios años con el Elche, que para colmo es un club manejado por su representante? ¿Es un esclavo de Bragarnik o tiene decisión propia?
La posición del empresario es muy fácil. Por Marcone el Elche pagó cinco millones de dólares dice, y con eso muestra que tiene la pelota y no la quiere perder. Le podemos contar que los Moyano "pagaron" (se comprometieron a pagar mejor dicho) a Cecilio por seis y lo vendieron en uno, o a Silvio en cuatro y lo regalaron a Brasil, pero bueno, eso no es culpa de Bragarnik.
Ayer Domínguez, fastidioso con la situación, presionó al jugador. Su representante, que como siempre lo que le interesa es hacer negocios (no está mal, vive de eso), le salió al cruce.
A la noche llegó el mensaje de Marcone, en sus redes sociales:
Cada uno juega su rol, el tema es que el tiempo pasa y el volante no cumple su sueño, ni los hinchas nos damos el gusto de ver uno de los nuestros dentro del campo.
¿Por donde es Iván? ¿De verdad te vas a quedar sin jugar en Independiente? Si, tenemos unos dirigentes que son un desastre, vos un representante que es un mercenario.
¿Y si nos olvidamos de eso? ¿Porqué no le preguntás al Iván de pibe cuanto vale su sueño? Nosotros, que le estamos poniendo el pecho a la mala desde hace rato, te alentamos desde la tribuna.
Es en Alsina y Bochini Iván, exactamente ahí.