faltan variantes tacticas
faltan variantes tacticas
Faltan variantes tácticas
09/03/2015
Por: Lucas Riggio
9 de marzo de 2015
Los 16 toques previos al excelente remate del capitán, Mancuello, para el primer gol ante Quilmes ejemplifica -al igual que todo el primer tiempo- las intenciones de Jorge Almirón al mando de su equipo: sucesivas rotaciones, toques por lo bajo, dinámica y un equipo bien compacto en todos sus sectores.
La primera media hora del encuentro frente a Belgrano no desentonó en absoluto respecto la idea original del DT. La pelota viajó de pies en pies mientras los players se movían para ofrecerse como alternativa constante. La velocidad en los pases -que lo tenían al mediocampista Rodríguez como principal testigo- hacían de Independiente un equipo dominante en el juego, veloz y con alternativas.
No obstante, parece una obviedad decir que en el fútbol, a la larga, gana quien más la mete; y no es característica del elenco de Almirón ser goleador. Cuando un equipo busca constantemente marcar y no lo consigue -o al menos no en comparación con las posibilidades creadas- pone en riesgo la efectividad del equipo rival. Y como ya ocurrió ante Quilmes con el tiro libre de Gómez, sucedió también el sábado: una jugada aislada, independiente del desarrollo de juego, terminó en la red del Ruso Rodríguez.
Con un resultado “imprevisto” y contraproducente, los minutos van matando de a poco la idea planteada en un comienzo. La paciencia, arma fundamental y necesaria para continuar con dicho estilo, comienza a esfumarse. La desesperación baja del Libertadores de América y los que antes eran toques sucesivos con un fin claro de por medio se transforman en pelotas interceptadas y pases intrascendentes. El rival empieza a tener más contacto con el balón -a veces ni siquiera es necesario- y a hacer que su juego pase a ser el dominante -lo que en muchas oportunidades es aprovechar los errores de Independiente-.
Es ese el momento en el que hay dos opciones: continuar intentando imponer la idea original obligando al rival a adaptarse a la propia o cambiarla para lastimar de una manera más productiva.
Independiente aún no consigue ninguna de ambas. Trata de continuar siendo protagonista absoluto de la posesión de la pelota sin lograrlo. Asimismo, recién cuando el final parece inminente, pasa de soltar por completo aquel juego colectivo que tanto busca para pasar a depender de individualidades. Individualidades que, de no ser por Mancuello, no aparecen.
Almirón no debe abandonar el propósito que tiene con sus dirigidos. Incluso es sabido que cuando lo emplea bien, al hincha le gusta. Al fin y al cabo, no hay nada que haga más feliz a un hincha de Independiente que jugar “lindo” y encima ganar. Pero, de no poder hacerlo de esa manera es el rendimiento individual el que debe florecer para ser una variante no menos importante. Cuando apenas se puede pisar el área, hay que abandonar momentáneamente la intención de querer entrar al arco con la pelota dominada y buscar desde una idea más práctica.
El entrenador se mostró conforme con los jugadores que le trajeron y dice tener variantes en los apellidos a la hora de definir el once inicial. Ahora resta que logre encontrar una variante en la táctica cuando sus dirigidos comienzan a mostrarse impotentes al momento de abandonar la idea que en la práctica, a veces, no dura más de media hora.