gano y goleo

gano y goleo

Ganó... ¡y goleó!

Por: Lucas Riggio
29 de marzo de 2014

¡Por fin! Independiente se sacó la mufa de los ochos partidos sin conocer la victoria y aplastó a Talleres por 3 a 0. Parra se llevó todos los premios por haber marcado el hat-trick y Avellaneda volvió a sonreír. Que Cantero había renunciado, que los hinchas se mostraron furiosos, que hubo renuncias en la Comisión Directiva, que hubo reuniones con los opositores, que... todo eso quedaba atrás. Comenzaban 90 minutos para Independiente que representaban mucho más que un simple partido. Era la oportunidad de volver a sonreír, aunque sea por un día. La oportunidad de volver a creer, pese al nefasto y complicado presente que le toca vivir. La oportunidad de volver a ganar. Así, en este contexto, salió Independiente al campo de juego del Estadio Libertadores de América que tenía, entre las principales novedades del once inicial, a una joven dupla central: Samuel Cáceres acompañaba a Sergio Ojeda, reemplazante del sancionado Cristian Tula. Por su parte, Lucas Villaba volvía a ocupar la banda izquierda, mientras que Gabriel Vallés hacía lo propio en el sector opuesto. “... Y ahora que estamos en las malas, nunca te vamo´ a abandonar”, era el hit que retumbaba fuerte en Avellaneda mientras el árbitro Alejandro Castro hacía sonar el primer pitido del encuentro. En los primeros dos minutos del partido se pudo apreciar a un Talleres muy atrevido. Tan atrevido, incluso, que el delantero Favio Álvarez vio adelantado al Ruso Rodríguez y se animó a pegarle de una casi desde el circulo central. Se fue lejos. Sin embargo, esa intención fuerte de la “T” de salir a atacar, se vio nublada rápidamente por el mérito de Independiente en adueñarse del balón. Con Hernán Fredes y Marcelo Vidal como mediocampistas centrales, el Rojo de a poco se fue encariñando con la pelota haciéndola circular por todos los sectores de la cancha. La primera chance del conjunto local llegó a los cinco minutos: Parra intentó dominarla de espaldas al arco, cerca del área grande, pero terminó tocándola atrás para Fredes, quien venía en carrera. El mediocampista remató fuerte y la pelota se fue rozando el poste. Independiente dominaba, tocaba y jugaba, pero no podía meterla adentro. Aún así, después de mucho tiempo, empezaba a contagiar “desde adentro hacia afuera”, como tanto pretendía Omar De Felippe. Y así, jugando mucho mejor de lo que venían siendo otros encuentros, llegó la primera alegría: Fredes la dominó en el circulo central y le hizo un magistral pase a Villalba. El lateral dominó en carrera, salió con potencia, y tiró un centro al ras del piso para Parra. El nueve de área venía en carrera y arrastró el balón para que ingresara al arco. Fue el 1 a 0 para Independiente y todos los jugadores festejaron junto al entrenador, demostrando su total apoyo. Todo se podría haber complicado, como ya está acostumbrado a que ocurra este equipo, a los 24  minutos cuando Fredes perdió la pelota en mitad de cancha: Álvarez dominó, tomó velocidad, y en un mano a mano en el que remató recto al arco, Rodríguez terminó ganando la disputa. Asimismo, todo podría haber sido más tranquilo si Martín Zapata hubiera aprovechado la excelente ocasión que tuvo. Es que Montenegro se perfiló para rematar al arco cuando se encontraba frente al área, pero habilitó de gran manera al volante derecho, quien estaba sólo frente al arquero del conjunto cordobés. Sin embargo, el remate terminó arriba del travesaño. La “T” tuvo una nueva chance de gol en los pies de Ezequiel Barrionuevo, quien remató de gran manera desde el sector izquierdo, pero el Ruso volvió a lucirse enviando la pelota al tiro de esquina. Faltando 15 para el fin del primer tiempo, el Rojo perdió la pelota y el conjunto visitante comenzó a hacerla circular. De hecho, tuvo tibias situaciones de gol, desaprovechadas para la felicidad de los hinchas que colmaron el estadio. Y así, en el momento en el que el Rey de Copas no lograba ver la pelota, llegó el segundo: Villalba hizo una buena sociedad con Mancuello y terminó desbordando nuevamente por el sector izquierdo. Tiró un gran pase por debajo, nuevamente, para Parra y la mala respuesta del arquero Diego Aguilar hizo que el ex Atalanta convirtiera el segundo para la tranquilidad de los aficionados. Una jugada casi idéntica a la del primer gol, justificada por el buen rendimiento de Villalba y Mancuello por esa zona del campo de juego. El árbitro miró el reloj y, luego de completarse el minuto adicional, dio por finalizado el PT. El segundo tuvo como novedad la ausencia de Vidal, quien ya se mostraba dolorido en la primera parte, y fue reemplazado por Franco Belocq. El Rojo salió a comerse la cancha. Primero con Zapata en el primer minuto quien, otra vez, desperdició una clarísima: el Rolfi lo volvió a habilitar dentro del área y el volante trató de colocarla en el primer palo. Se fue cerquita. Apenas minutos más tarde, el propio Montenegro tuvo una nueva oportunidad. Tenía a Vallés sólo por derecha pero prefirió rematar cuando se encontraba frente al arco, pero se fue afuera. Como había ocurrido en el PT, Independiente volvió a “relajarse” en los siguientes minutos del complemento. El conjunto dirigido por ODF perdió el dominio y permitió que Talleres comenzara a cosechar oportunidades. Así fue como Mancuello, en disputa con el balón, terminó cometiendo una falta dentro del área no vista por Castro, que seguramente hubiera complicado el desarrollo del partido. Llegaron los 20 minutos y el Rojo había tenido una gran oportunidad de estirar el marcador: Parra se la tocó al Rolfi y el diez esquivó a tres jugadores hasta filtrarse en el área. Cuando trató de habilitar al delantero, intervino el arquero. Sin embargo, fueron más las chances de los azules: primero con un remate de Díaz que tapó el Ruso y luego con un mano a mano que Álvarez terminó desperdiciando. De Felippe decidió sacar a Fredes para el ingreso de Matías Pisano y rápidamente, la modificación, le dio la razón: Mancuello se la tocó al ex Chacarita, quien remató al arco para que Parra aprovechara el rebote marcando su hat-tick. Era 3 a 0, sí. 3 a 0 para Independiente y el cemento del místico estadio rojo temblaba sin cesar.              Era partido liquidado para el Rojo. Montenegro se retiró aplaudido y le dejó la cinta de capitán para el Pocho Insúa, quien volvió a ingresar. Durante el resto del partido, Independiente comenzó a florearse en pases y hasta tuvo chances de volver a marcar, una en los pies de Parra y otra en los de Insúa, quien remató de gran manera en un tiro libre de larga distancia. Ocho partidos tuvieron que pasar para que los de Omar volvieran a la senda de la victoria pero, tarde o no, volvieron. Cierto, fue frente a un tibio rival que pelea por no descender, pero aún así todo sirve. Había que ganar y se goleó... que sea el punto de partida. Ahora vamos por Unión...  
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