Mientras seguimos festejando el gran triunfo del sábado y ya sentimos la ansiedad por la revancha de la semifinal de mañana, desde Orgullo Rojo queremos resaltar algo que ocurrió en el Cilindro durante el partido y que al igual del resultado, las cargadas y todo el folklore que tanto nos gusta, merece ser publicado.
Promediando el segundo tiempo, con el Rojo ganando uno a cero y el estadio hecho un hervidero, Gonzalo Rehak se tiró al piso luego de ejecutar un saque de arco pidiendo asistencia, lo que obviamente enardeció aún más a la parcialidad local, que entendía que el arquero estaba haciendo tiempo.
En medio de toda esa locura generalizada, se vio en la televisación que el capitán de Racing se acercó al pibe y le habló cerca del oído. La manera de gesticular y la reacción del juvenil Rojo llevaban a la conclusión de que la charla era amena, algo que sorprende. Y digo esto, porque lamentablemente en el fútbol argentino estamos más acostumbrados a los reproches, peleas y la habitualmente llamada mala leche, más en un contexto positivo para el que está en el piso pidiendo ser asistido.
Lisandro López, en medio de los nervios de su gente, sus compañeros y los propios (no hace falta mencionar todo lo que se habló en la semana acerca de su relación con Cocca y que había visto los iniciales 45 sentado en el banco), tuvo un gesto de grandeza que lo enaltece como profesional y ser humano. Así lo confirmó Rehak en declaraciones a TyC Sports, que se pueden ver en el
Resumen de Paso a Paso:
"Mientras algunos jugadores me insultaban, López me apoyó y dio su aliento". Luego al ser consultado acerca de lo dicho por el rival agregó:
"Me dijo que este tranquilo, que me relaje y que voy a tener otra oportunidad, así que la verdad le agradezco".
Antes del partido Tagliafico y López hicieron una producción de fotos y videos solicitando un clásico en paz y sin violencia. El Licha, referente respetable del clásico rival, fue un ejemplo también durante el encuentro de ese pedido y desde acá se lo reconocemos.