¿De qué hablamos cuando hablamos de “poner huevos”? Porque, por más actitud y tezón que hayan puesto los jugadores, muy flojo fue el primer tiempo de Independiente, ante Arsenal por la Copa Sudamericana. Mucho mérito de eso es del equipo de Caruso Lombardi, que salió al campo del Libertadores de América a marcar e imposibilitar lo máximo posible la creación de jugadas del Rojo. Primero, marcando a Ortíz y a Méndez y después, buscando que el pivoteo de los delanteros locales no tengan chance de entregar una pelota clara a los que llegan de frente. De todas formas, en los primeros quince minutos, el equipo de “Longaniza” pudo asociarse de buena manera, y recién comenzado el partido, tuvo una jugada muy parecida a la del gol a Racing, pero que esta vez, el pase el medio quedó en manos del arquero Andrada. Por el sector derecho Toledo subió mucho y con inteligencia, llegando al fondo y jugando con Pisano que se mostraba activo, participativo y preciso, en el pase corto, y no tanto en profundo, pero que jugó una aceptable primera mitad. Por su parte Lucero se mostró más comprometido con la marca y la presión ya que no tocó tantas pelotas, aunque cuando lo hizo fue de manera aceptable. En el medio, tanto Méndez como Ortíz estaban muy marcados, tenían que soltar la pelota rápido y no tenían tiempo para pensar la mejor jugada, quizás sea por eso, que con el correr de los minutos Vera dejó de sentirse jugando contra los centrales (mucho choque) y se tiró más para la derecha, donde en algunos momentos pudo hacer valer su habilidad y desbordar, aunque las jugadas no pasaban a mayores. La táctica del conjunto de Sarandí era jugarla larga para que el “Tanque” Silva bajara los bochazos, ya sea peinándola o que la baja para que los que entraran de frente puedan jugar a espaldas de los volantes centrales de Independiente. El capitán del Arse le ganó esta pulseada a los defensores, pero de todas maneras el equipo se encontraba bien parado y no pasó ningún peligro mayor. En definitiva, el primer tiempo fue chato, con ritmo y bien defendido de ambos lados. Estaba claro que con el correr de los minutos del complemento Arsenal iba a salir a buscarlo para lograr el gol que le diera la clasificación. Por eso, Caruso Lombardi mandó a sus dirigidos a presionar a fondo la salida y el mediocampo rojo, que no tuvo ningún tipo de respuestas futbolísticas para superar ese inconveniente, al menos, hasta el ingreso de Cristian Rodríguez, la figura del partido, que entró con huevos para rebelarse ante la adverisdad, ante la férrea marca de los rivales y comenzó a moverse libre del centro a la izquierda del mediocampo y con diagonales y buen control logró armar las únicas jugadas que se vieron. Cuando se acercaba el final, la presión de Arsenal parecía que metía a Independiente en un arco, pero apareció el 10, se puso de pie, dolorido luego de una terrible patada y dejó a tres jugadores en el camino, la abrió a la derecha para Pisano que centró a Albertengo y se anticipó a todos para decretar el 1-0. “Poner huevos”, futbolísticamente hablando es pedir las pelotas difíciles, aparecer y hacerse cargo, no achicarse cuando te patean, cuando te pisan. “Cebolla” con mucho huevo le dio a Independiente la llave de la victoria a Independiente en un partido que se le hizo asombrosamente difícil. Porque Arsenal jugó mejor, con una idea que llevó a cabo de manera perfecta, pero la calidad del uruguayo y de Albertengo para definir, nos hace pensar ya en Olimpia y en seguir con vida en la Copa Sudamericana.