Si algún hincha de Independiente, por obligaciones o decisión, no pudo ir a la cancha o ver el partido por televisión, debió haber sacado pecho cuando preguntó por el resultado y le devolvieron un 4 a 1. Claro que a la hora de analizarlo, más allá del marcador final, vamos a caer en la cuenta de cuan abultado y hasta mentiroso resultó, por lo hecho en los 90 minutos.
En el primer tiempo se vio a un Independiente parecido a aquel de los buenos partidos del semestre pasado con Pellegrino. Mucho más dinámico, intenso y ofensivo que lo que venía mostrando hasta acá. Por supuesto que Colon es un gran psicólogo para los equipos que necesitan levantar cabeza y ayudó a que se generaran más situaciones de gol en esos primeros veinte minutos que en todo el campeonato.
Pero en el complemento se pareció mucho más a lo que venimos viendo
últimamente de la mano de este entrenador. Colón manejó la pelota como quiso (dejando un porcentaje bajísimo de posesión para Independiente) y no llegó al empate solo porque le faltó convertir esa tenencia de pelota en llegadas claras. Una vez más los cambios de Pellegrino no solo no solucionaron problemas sino que a veces hasta los empeoran. No recuerdo un solo partido en donde “la mano del técnico” lograra cambiar el rumbo. ¿Qué tiene contra Denis este técnico? ¿Por qué no puede mantener dos puntas más allá de los apellidos que elija? Misterios sin resolver.
Independiente necesita amigarse con la pelota, dejar de despreciarla
constantemente recurriendo sistemáticamente al pelotazo. Hay jugadores para poder tenerla y desde ahí practicar un fútbol diferente. Es doloroso no poder ver tres o cuatro pases seguidos en ofensiva. Es hora de que Pellegrino se saque los miedos de encima y se anime a jugar con un solo volante central, el Cebolla y con Denis y Vera arriba. Lo mejor que tiene en el plantel lo tiene en ofensiva, debe apostar por eso aunque le signifique ser un equipo aún más frágil en defensa. Perdido por perdido…
Hay que tener mucho cuidado con estos triunfos que suelen ocultar debilidades o incluso creerlas solucionadas cuando en verdad no lo están. Son esos triunfos que suelen cegar a propios y extraños. Que sea un punto de partida y no un oasis. Por supuesto que ganar sirve siempre. Pero hay que mejorar mucho para que el pan para hoy no sea hambre para mañana.
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1859 correspondiente al día
18/08/2025 |
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