independiente hay uno solo
independiente hay uno solo
Independiente hay uno solo
24/05/2016
Por: Eugenia Ferreras
24 de mayo de 2016
"¿Pensás dirigir en algún momento?" le preguntan a Gabriel Omar Batistuta.
"Ya tenés el curso hecho. Las puertas abiertas. ¿Qué esperás?".
El delantero reponde, bien seguro: "Sí, por supuesto que quiero dirigir". Pero aclara enseguida, apurado: "Acá no igual, eh. Acá ni loco".
Es difícil dirigir en Argentina, dice el Bati.
"Los que dirigen en Argentina están locos", dice. Y, lo sabemos, tiene razón.
Tres ideales obvios pero casi que imposibles, necesita un DT para dirigir bien en Argentina:
1) Un equipo ideal, que responda
2) Una público ideal, que aliente
3) Una dirigencia ideal, que acompañe
Ninguno de los tres ideales se cumplen en casi ninguno de los clubes de Argentina. Ni qué decir del caso de Independiente.
No es ideal un equipo remachado cada seis meses con promesas que son más ruido que nueces. Tampoco con los que vienen de abajo, todos y cada uno con sus cortos veranitos enchufados y sus largos inviernos desorientados.
No es ideal un equipo donde cáda entrenador que viene se tiene que tomar un año probando con éste acá, con éste allá, con estos dos más arriba y este más abajo, y así, seis, siete, ocho fechas. Y así, todo un torneo.
No es ideal un equipo que no se entiende. Desde afuera, pero parece que tampoco desde adentro.
No es ideal una hinchada que ya ni sabe quién es, ni qué es lo que tiene que bancar. Si tiene que exigir, o si tiene que esperar procesos. Si tiene que condenar jugadores hasta que demuestren lo contrario, o aferrarse a cualquiera que durante dos fechas muestre que puede ser lo más cercano que podemos tener a un referente.
No es ideal una hinchada que tira piedras, que se cree dueña de todo, con derecho a entrar a la cancha cuando quiere, a hacer lo que quiere.
No es ideal una hinchada donde son más los que dan miedo, que los que dan apoyo.
No es ideal una gerencia que usa tu club como eslabón al poder. No es ideal una gerencia que campeonato a campeonato elige al DT según "quién quiere venir", no quién NECESITA venir. No es ideal, para Independiente pero también para cualquier otro club, en este momento, que los intereses de las dirigencias estén contaminados de intereses políticos.
A este mundo no ideal, en el que ni loco dirigiría un tal Batistuta, viene a dirigir un tal Gabi.
¿Qué esperar para el próximo torneo?
A diferencia de cada vez que empezamos una nueva etapa: todo. Esta vez sí. Pero no desde el lado de la seguridad de que esta vez lo vamos a conseguir, sino desde el aprecio.
Con Gabi no hay dudas de que quiere al club, de que todo lo que haga va a ser por el bien de Independiente. Por eso, con él, quizás nos comportemos por primera vez como nunca nos salió comportarnos con ningún DT (ni con ningún equipo) en los últimos tiempos. A él quizás le respetemos sus tiempos. A él quizás no lo matemos en la primera fecha. A él quizás no le hagamos banderazos ansiosos.
Que "cuando Milito empuja Independiente quiere", lo sabemos. Y no hay dudas de que él viene a empujar. Lo que tiene que pasar para que todo salga bien, es que eso que él esté empujando, sea Independiente. No esa cosa rara, ese desorden bipolar sin identidad que venimos siendo en los últimos torneos, dentro y fuera de la cancha.
Ojalá, además de dirigirnos, Gabi consiga otra cosa más importante: contagiarnos. Y así, unirnos.
Milito hay uno solo. Independiente también.