Independiente igualó ayer en cero frente a Rosario Central, en condición de visitante, pero encontró uno de los picos más altos de rendimiento desde la llegada de Milito. No quedan dudas de que la propuesta del entrenador se acomoda mejor ante los rivales que no se encierran a esperar en el fondo.
El Rojo respetó la idea básica que busca Gabriel Milito y, a partir de ella, dominó al Canalla en la gran mayoría de los 90 minutos. La falta de efectividad fue la principal enemiga del equipo en la tarde rosarina, debido a que hubo situaciones de peligro como para quedarse con los tres puntos.
El ingreso tempranero de Ezequiel Barco por la lesión de Maximiliano Meza generó un cambio no sólo de nombres, sino también de características. El entrenador incluyó al juvenil en la zona de enganche, desde donde aportó verticalidad como el eje de una buena primera etapa que realizó el equipo.
Además de la constante generación de juego asociado y de las ocasiones de gol desperdiciadas, el conjunto del Mariscal sostuvo la solidez defensiva y dejó prácticamente sin trabajo a Martín Campaña durante los 45 minutos iniciales.
En la segunda etapa, a pesar de una disminución en el dominio Rojo, la tendencia se mantuvo en el juego, debido al hecho valorable de que Milito introdujo cambios con la idea de ir a buscar el triunfo, y no se conformó con la igualdad.
Una vez finalizado el empate en Rosario, el balance es más que positivo por lo observado desde el nivel del equipo, que mostró una de sus mejores caras, mientras que la preocupación debe pasar por corregir los errores en la definición, que, hoy en día, es el principal déficit que complica a Independiente.
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13/12/2024 |
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