la pizarra defensivamente mal por individualidades
la pizarra defensivamente mal por individualidades
La pizarra: defensivamente mal por individualidades
30/09/2013
Por: Pedro Molina
30 de septiembre de 2013
La buena noticia roja del sábado fue la cara saludable de mitad de cancha hacia adelante. Aún con los flojos rendimientos de Pisano y Parra, se generó más, hubo movimientos interesantes y la tenencia de pelota fue con algo más de criterio.
En cuanto a lo defensivo, es lógico que el primer comentario sea que hay mucho que mejorar. Si bien es cierto y la defensa estuvo endeble, hay que poner la lupa en diferentes situaciones para reconocer que el problema no fue a nivel colectivo, sino por errores personales.
En el partido ante Huracán, De Felippe ya mostró una búsqueda sobre cómo defender la pelota parada. Las jugadas más alejadas del arco de Rodríguez, la línea espera a la altura de la medialuna, mientras que en las más cercanas, lo hace un poco más adentro, pero sin dar el paso atrás a lo Turco Mohamed. Es decir, se marca personalmente y en línea, buscando que el rival quede en posición adelantada.
A los cuatro minutos del primer tiempo, llegó el gol de Talleres y aunque suene paradójico, la defensa actuó bien. Los cinco jugadores de Talleres que fueron a buscar el cabezazo estaban en offside, sin embargo, la pelota pasó de largo y Rodríguez la vio pasar calma junto a su palo. Aunque nadie duda de su capacidad y los puntos que le debemos, hay que reconocer que en esta oportunidad falló.
Si se permite un pequeño paréntesis, el gol estuvo bien convalidado. La regla actual indica que debe participar disputando el balón o tapando la visual “claramente” de alguno de los jugadores. La pelota pasó por encima de Klusener, quien no estaba a una distancia como para que el árbitro interpretara, que lo tapó “claramente” al Ruso. De todos modos, si hubiera cobrado offside, tampoco le podrían haber reclamado porque es una jugada de interpretación.
Dejando a un lado el reglamento y volviendo a la defensa, a los 43 Independiente volvió a sufrir de pelota parada. Otra vez a nivel colectivo respondió bien, pero Núñez dio el paso atrás y habilitó a todos. Tal vez por falta de entrenamiento o por el acto impulsivo, falló el uruguayo, aunque todos los demás se mantuvieron alineados respetando la consigna.
En general, Talleres no tuvo muchas más chances. En el segundo gol, todos tomaron bien las marcas del lateral, pero la falla fue de Zapata, quien perdió en el salto y la jugada finalizó con Sánchez Sotelo y los centrales saliendo del fondo. Cáceres y Morel no tuvieron responsabilidad, ya que hicieron el movimiento lógico de una jugada que estaba terminando, pero la pelota fortuita es incalculable.
Donde sí hubo grietas fue a nivel individual. Núñez, quien padeció el perfil cambiado, perdió varias pelotas, la más grave con tiempo cumplido cuando intentó un sombrerito. Morel también se excedió de confianza en algunas ocasiones, pero la mayoría de pelotas perdidas fueron de Martín Zapata, generando contraataques en velocidad difíciles de contener. Donde también estuvo mal parado (y ahí sí apunta a nivel colectivo) fue en la marca de los tiros libres a favor.
Razzotti se pareció un poco más al jugador que fue en Vélez y comienza a asentarse; Samuel Cáceres conoce sus limitaciones y cumple un rol restringido; Vallés tiene desatenciones y a veces está mal parado, pero al menos no se manda macanas como contra Banfield.
Si bien el nivel individual no lo entrena un técnico, hay que achicar el margen de error. Porque las pelotas perdidas que ayer generaron un contraataque, mañana pueden terminar en gol y desbalancear al sistema defensivo. Pieza por pieza, cada jugador deberá hacer un mea culpa. A nivel colectivo, insistir con la idea y fortalecer los puntos altos para evitar errores individuales. Independiente sigue y se aproxima en la búsqueda por encontrar el camino.