Independiente jugó ayer su mejor partido en 2017, aunque la falta de eficacia en el 0-0 ante Alianza Lima opacó a las innumerables ocasiones claras de gol que generó (y desperdició) el equipo a lo largo de los 90 minutos.
En un momento así, y con la carga que trae Independiente de años anteriores, es difícil mostrar los puntos positivos de un equipo luego de una igualdad copera sin goles, que se suma al inicio con empates en el torneo doméstico, debido a las dos igualdades en el Libertadores de América.
Sin embargo, aún más complicado es analizar el cruce ante el conjunto peruano desde un lugar crítico. El Rojo pasó por arriba a su rival y lo superó como a ningún otro equipo en mucho tiempo, aunque las fallas en los metros finales no permitieron la apertura del marcador.
Ariel Holan movió fichas entre los once y puso en cancha la frescura de Domingo Blanco y Ezequiel Barco, con éste como eje clave del ataque sobre el sector izquierdo, mientras que la apuesta de Emiliano Rigoni por derecha volvió a dar resultados positivos.
Hasta allí todo era correcto en el Rojo, que desbordaba a la defensa rival en cantidad y calidad, pero dentro del área sucedieron cosas inexplicables, y el penal malogrado por Emanuel Gigliotti fue una muestra para lo que ser vería después.
En consecuencia, la construcción del fútbol fue muy buena para un equipo repleto de juveniles y que está en formación, aunque la eficacia es necesaria para que cualquier jugador fundamente y se convenza de la idea que despliega en la cancha. Por ahora, eso es lo que falta.
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1859 correspondiente al día
18/08/2025 |
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