Siempre plantear un partido contra un equipo de Caruso Lombardi jugando en su cancha, es un dolor de cabeza para cualquier técnico. Pero si Independiente no termina de convencer pese a cosechar tres victorias seguidas, es aún más complicado que se vea el juego ofensivo y claro que estamos esperando todos los hinchas. Obviando la defensa que ya sale de memoria desde hace rato (un dolor de cabeza para la semana que viene, la quinta amarilla a Cuesta), en el armado del equipo siguen rotando siempre los nombres de una fecha a otra. En el clásico 4-4-2, El Torito Rodríguez fue el único mediocampista que repitió la titularidad del partido con Patronato. Méndez (de flojos rendimientos) le dejó su lugar al Marciano Ortíz en el medio. Por su lado, el cebolla y Rigoni ingresaron para jugar por los costados en lugar del Droopy Gómez y Benítez. El último cambio fue obligado porque tras esperar hasta último momento, la sobrecarga muscular que arrastraba Vera no lo dejó jugar y su lugar en la delantera con Denis lo ocupó Fernández. Con la consabida idea de tratar de salir jugando desde abajo y que el mediocampo se haga cargo de la distribución de la pelota, arrancó Independiente el partido. Pero teniendo enfrente un equipo que esperaba amontonado en los últimos metros alguna oportunidad de contraataque se hizo imposible lograr un armado prolijo y el Rojo encontraba alguna aproximación sólo con los desbordes continuos y los centros de un Rigoni muy activo en ese comienzo. Sin la intervención del ex Belgrano, la imagen se repetía cada vez que Campaña arrancaba desde el arco. La salida era con pase a Pellerano o Cuesta, para que estos avancen hasta mitad de cancha donde pocas alternativas de pase se les presentaban. Entonces las opciones eran, como mencioné antes, dársela a Rigoni o algún pelotazo para que Denis o Fernández se arreglen. Y la culpa no es de los centrales, que la verdad bastante prolija es su salida (sobre todo Cuesta, pese a asumir algún riesgo de más), sino principalmente de los dos mediocampistas centrales. El Torito viene levantando con respecto al pobre fin de año que tuvo, pero aún no es suficiente y Ortíz hace rato que no tiene un partido q supere los 4 puntos. Nuestro mediocampo no tuvo precisión en el armado en todo el torneo y el equipo termina dependiendo de alguna inspiración de Vera, del Cebolla o de Rigoni. Hoy uno no estuvo, otro no jugó bien y con uno solo es muy difícil ganar un partido tan cerrado. Igualmente, el rival también hizo lo suyo para dificultar el funcionamiento de Independiente. El amontonamiento de jugadores de Sarmiento hacía imposible jugar por el medio y rápidamente también consiguieron incomodar el trabajo de Rigoni por el costado derecho. Durante ese primer tiempo, Pellegrino trató de cambiar la situación intercambiando de costados al 24 y a Cebolla pero tampoco dio resultado, Denis y Fernández no participaban del juego excepto que bajaran a pelear más abajo. La defensa fue dentro de todo lo más firme y no sufrió una gran cantidad de llegadas, pero las pocas que tuvo el Kiwi fueron peligrosas. Víctor Cuesta casi convierte en contra tras un centro bajo y tras la continuidad de la jugada, Campaña sacó un remate lejano que casi se le mete en el primer palo. El arquero uruguayo tuvo en ambos tiempos algunas atajadas importantes y cabe destacar que es el primer partido en que logra mantener la valla invicta en Independiente. En el segundo tiempo el equipo lo arrancó con los mismos nombres y apenas un poco más de intensidad en el juego, pero exceptuando una jugada que casi logra convertir Fernández, no logró cambiar mucho con respecto a la primera parte así que rápidamente se vino el primer cambio. Martín Benítez ingresó por el mencionado Fernández para arrancar más atrasado y esperando que una gambeta suya abra la defensa verde. Casi enseguida se llega al gol por una jugada arrancada justamente por el ingresado, pero Rigoni no pudo mandar al fondo de la red. Sarmiento modificó un poco la actitud y presionaba más arriba a la salida de Independiente, lo cual si bien incomodaba un poco, permitía también encontrar algún espacio entre las líneas más separadas del equipo rival. El segundo cambio de Pellegrino fue mandar a la cancha a Aquino por Ortíz. Salía un mediocampista central para que entre uno más ofensivo, ahora Independiente era el que empezaba a juntar jugadores por el centro de la cancha. Pero si el Marciano tuvo un mal partido, lo de Aquino no sumó para nada, más bien restó. Ya en la primera jugada mostró lo que iba a ser su partido, las que tuvo las perdió o se las dio a los jugadores de Sarmiento. El equipo siguió así, sin encontrar un correcto funcionamiento en el medio donde se molestaban entre sí Aquino, el Cebolla, Benítez y ocasionalmente Denis cuando bajaba a buscarla. Esa especie de 4-5-1 que quedó formado tras el segundo cambio, no se modificó con la última variante. Rodrigo Gómez saltó a la cancha por Rigoni a cumplir la misma función. El juego siguió sin aparecer y las situaciones que tuvo Independiente surgían por desbordes aislados, pelotas paradas y la presión sobre los jugadores de Sarmiento (así arrancó una jugada en la que el Cebolla no puede convertir tras parar la pelota en el área). Se fue otro partido en el que no se pudo ver a Independiente jugar de una manera en la que la cercanía de la punta sea justificada. Hoy se le podría echar la culpa al planteo extremadamente defensivo de Caruso o también a la lluvia que pudo dificultar el juego, pero lo cierto es que no se vio algo distinto a los partidos anteriores exceptuando el resultado. Independiente tiene mucho la pelota, pero da la sensación de que es donde lo dejan hacerlo y no puede generar de mitad de cancha para adelante.