Todo tiene que ver con todo. "Yo tenía todo preparado para no trabajar el domingo y mirar tranquilo el clásico", me dice el taxista. "Del Rojo soy, eh", agrega. TKM, taxista. Pero el Clásico de Avellaneda no se va a jugar este fin de semana, porque la AFA tomó la decisión, buena, de silenciar el fútbol en homenaje a Emanuel Ortega, el chico de San Martín de Burzaco que falleció ayer. Día del futbolista. Nadie sabía muy bien quién era, no jodan, pero casi todos supieron su nombre después del incidente y todos viralizaron ayer ese mensaje que él había escrito alguna vez, sobre lo que sentía por el fútbol. No, el clásico y toda la fecha 13, en homenaje a ese chico que escribía que "cuando las piernas me dicen BASTA, el corazón me dice SEGUÍ", se juega una semana más tarde. Y está perfecto. Merece el silencio. También ayer, mientras tanto, mientras nos postergábamos las ganas de vernos otra vez con #ellos, #ellos se llevaron otra victoria en la Libertadores. Nuestra Libertadores. Y también ayer, después de eso, también en el marco de la misma copa: otro clásico y otra desgracia, para el fútbol argentino: todo un segundo tiempo sin jugar. Otro Boca - River de mierda. 90 minutos de que la pelota no fuera de pierna en pierna y sí fuera de mano en mano, de dirigente en dirigente, de decididor en decididor, hasta saber qué hacer o no después de que por lo menos 4 futbolistas ya no pudieran seguir jugando en perfectas condiciones. En el día del futbolista. Todo tiene que ver con todo. Hablo de todas esas cosas que no son directamente Independiente pero son el fútbol. Y, entonces, son la vida. Y esta columna se llama La Vida en Rojo. De táctica y estrategia y puntajes y Almiron, se habla en todas las otras columnas de este sitio. Esta parte se ocupa de la boludéz de "ser hincha" todos los días, que está muy por debajo de la inteligencia de entender por qué. Y que cuando vive días como el de ayer, tiene que hablar. Porque con este humor pensamos en el Clásico. Y en Independiente. Y en el fútbol. Y todavía queda una semana. Y mientras escribo ésto, estos iluminados pierden un amistoso con Camioneros. Explicame. Todo tiene que ver con todo. La primera nota de La vie en Rojo chorreaba romanticismo. Hablaba del Dïa de San Valentin. De Marcelo Bielsa. De todas cosas lindas. Debutaba el Rojo en el torneo frente a Newells. Teníamos 8 refuerzos, teníamos ganas, teníamos a Mancuello, teníamos todo para hoy estar arriba. Y no. Al final no. Y la cumbre del "al final no" es el partido pasado, con Boca. Otro empate, otro partido donde se van con bronca los hinchas y se van con bronca (o eso dicen) los jugadores y el DT. Tenemos un equipo que si quiere juega, o si quiere gana. Pero no quiere nunca, ni jugar ni ganar. Y eso ya no me enamora un carajo. Independiente es mi novio, a ver si se entiende. Nos veamo y nos besemo, Independiente. Ay amor, Independiente. Pero como cantaba Leo Mattioli, el romántico más romántico: "te estás portando mal, corazón". No es que te voy a dejar, por supuesto que no. Pero vas a tener que hacer algo. Porque ni el lado "la vida" ni el lado "el Rojo" de esta relación están muy bien que digamos. Tenés una semana más, ahora. El Clásico es el "algo" más algo que podés hacer por tus hinchas, Independiente. Porque no responde a ninguna lógica. Es otro partido, como se suele decir. No importa lo que pase, a Rasin siempre hay más posibilidad de ganarle que de no. Y se cree que es por mufa suya, pero yo creo que es más por camiseta nuestra. "Al Clásico lo gana la camiseta", me dice el taxista. Yo espero que alguien, la semana que viene, la use. Todo tiene que ver con todo. No está lindo el clima. Para nadie. Este fin de semana no hay fútbol. Hay silencio. Y aunque muchos digan que el mejor homenaje a un futbolista sería jugar, yo creo que nada le devuelve más el sentido a las cosas que extrañarlas. Silenciarlas un poco. Lo sé por lo que extraño gritar por Independiente. Tenés una semana más, Rojo. La vida en Rojo no es rosa, es más intensa que eso. Es más gritada. Haceme gritar, Independiente. La concha de tu madre.