la vida es buena
la vida es buena
La vida es buena
03/11/2015
Por: Román Failache
3 de noviembre de 2015
Pasados los últimos partidos, la sensación que queda parece ser la de que a este Independiente le gusta jugar con fuego, pero no aprender. Siguiendo la línea de pensamiento del técnico, quien cuando arribó expresó que su prioridad era ingresar a la Libertadores y posicionarse entre los mejores del campeonato, el trabajo estaría cumplido. Sin embargo, el equipo fue cerrándose las puertas una por una, y dejó apenas entreabierta la más difícil: la de la liguilla.
Hace dos meses, Independiente contaba con la posibilidad de ingresar a la Copa Libertadores si salía campeón de la Copa Argentina; si terminaba entre los primeros dos puestos del campeonato local; si se convertía en el equipo argentino que más lejos llegara en la Copa Sudamericana (descontando a River, campeón vigente), o si ingresaba a la liguilla junto con tres equipos más para disputarse a muerte una plaza.
Está claro que a la Libertadores entran los mejores equipos de América. Si merece ingresar o no es otra cuestión. Quien se base en que el fútbol es un deporte de merecimientos, está completamente equivocado. La pregunta, entonces, es: habiendo dejado pasar tantas chances, ¿es Independiente uno de ellos?
Por lo menos a mí entender, no. Porque para soñar con hacerte de una competición de primer nivel, hay cuestiones que debes atender y recursos que no pueden faltar. Para ganar una copa, cualquiera sea ella, necesitás recambios gravitantes que respondan cuando los titulares no, un arquero de primer nivel y, por sobre todo, mentalidad ganadora. E Independiente, hoy por hoy, está lejos de tener esto.
Independiente pena las consecuencias de años de trabajo perdidos en la cantera de Villa Domínico. Sus suplentes son los de una camada que egresó del colegio sin aprobar todos los exámenes. Hay jugadores que tuvieron sobradas muestras para demostrar que están a la altura del club, pero aún así no pudieron con ello. Y mejor ni te fijes en quienes vuelven de los préstamos a fin de año si no querés amargarte la semana. Tuve la posibilidad de ver cómo se trabaja en el club hoy en día y, al menos, parece que las cosas cambiaron. El tiempo hablará.
La mentalidad ganadora se pone a prueba en las instancias decisivas. Todo muy lindo cuando hay que hacerle cuatro a Crucero, tres a River, tres a Racing, etcétera. Pero si no ponés lo que hay que poner cuando se trata de matar o morir, no sirve de nada todo lo anterior. Y esto es netamente un punto negro -o un lunar, en homenaje a Jorge- para el DT. Independiente no puede salir nunca a la cancha como lo hizo en Colombia, y menos si se trata de una serie en desventaja. Ojalá Pellegrino se dé cuenta de esto, si es que la vida nos quiere adentro de la Libertadores.
Lo del arquero es insostenible. Hasta diría que un ciclo cumplido. Muchas gracias por todo lo hecho en la B, y hasta luego. El Milito bueno aduce que el escudo va por delante de todo; parecería que a Rodríguez hay que darle un baño de humildad. Y ahora que está de moda hablar de los '90, de paso, que vuelva Faryd Mondragón.
Nos falta. Evidentemente nos queda mucho tramo por recorrer antes de poder consagrarnos. Soy de los que siempre creyó que la balsa era en realidad un crucero, porque eso aparentó cuando era por los porotos. Independiente cierra otro año más sin un título, el quinto consecutivo, algo inadmisible por donde se lo mire para la historia del club, y acaba de dejar ir un tren que no pasa muchas veces. Esta copa era sumamente accesible. Y la vida, sin embargo, es buena y nos deja abierta una puertita más, chiquita, como para morder vidrio de nuevo o para soñar a lo grande. No se la cierren solos.