Con el paso de las horas, mientras esperamos el duelo por la tercera fecha ante Gimnasia, podemos analizar con mayor frialdad el comienzo del torneo para el Rojo.

Suele suceder que el fútbol nos deje con un vaso por la mitad, sobre todo a nosotros los hinchas de Independiente, y esta vez no es la excepción.

"En el Rojo se exige, me lo dijo mi viejo" reza la hermosa canción que aún no se popularizó en nuestra casa, y esa es la razón del sobre todo de la oración anterior.

Nuestro paladar nos permite ver más allá de los resultados, y eso así como a veces nos termina perjudicando, siempre nos hace diferentes.

Por eso, tenemos muy claro dos cosas; la primera es que estamos muy contentos porque después de ocho años, este equipo de Tévez pudo comenzar un torneo ganando los dos primeros partidos, y fue en calidad de visitante.

Y la segunda, es que lo consiguió jugando mal, y eso hay que corregirlo lo antes posible, porque tarde o temprano se paga.

Con estas dos consignas bien firmes, podemos entrar en los detalles. Porque no es que no se vio nada bueno, ni tampoco que los dos triunfos fueron iguales.

En Mendoza el primer tiempo de Independiente no fue malo, fue horrible. Salió a ver que pasa contra un equipo recién ascendido, con una línea de cinco justificada por el DT porque "no sabía nada del rival", cuando la Lepra mantuvo la base del plantel que logró subir a primera. Era cuestión de ver los partidos anteriores, como con cualquier otro rival.

En el complemento, después de ser superado por el local, Tévez corrigió su error, y con Toloza en cancha se vio una mejora. Solo con eso el Rojo pudo justificar los tres puntos que se trajo. Pero más allá de conseguir lo más importante, el balance es negativo teniendo en cuenta el desarrollo del encuentro.

En Liniers la cosa fue diferente, por varias razones. Primero porque si bien las modificaciones tácticas lo mostraron nuevamente timorato al entrenador, poniendo a Toloza pero sacando a Canelo y cambiando la línea defensiva pero ajustando la marca en el medio, se vio otra actitud.

Independiente salió a presionar a Vélez y a buscar el partido posicionado arriba. Solo logró tenencia, mientras que el Fortín era más directo, pero la intención estaba y hay que destacarlo.

Y si bien la ventaja no llegó gracias al fútbol, vino por algo positivo. Porque ya en Mendoza se notaron mejoras en el juego aéreo, sobre todo en ataque. Y el gol de Laso no es producto de la casualidad, sino de un claro trabajo del cuerpo técnico. Independiente en todo el 2023 por arriba fue un flan, tanto en defensa como en ataque, y eso en estos dos partidos parece haber cambiado notoriamente.

Otro aspecto favorable es la defensa, línea que claramente es la que más refuerzo necesita, por eso es muy bueno que responda. Ante la salida de Báez, Tévez tuvo que tener en cuenta a jugadores que con otra realidad no lo haría, para que haya reemplazo de los titulares Laso y Aguilar. En el comienzo del mercado la prioridad eran los centrales, y solo llegó Fedorco, quién está siendo probado casi a la fuerza.

En este contexto, la línea respondió con creces, y hasta se dio el lujo de no recibir goles y marcar los dos que tiene el equipo hasta el momento, que significaron seis puntos.

Por último, el entrenador no se hizo el desentendido, y eso también hay que marcarlo. "Este equipo puede jugar mucho mejor", declaró tras el triunfo ante Vélez, y es lo que justamente esperamos todos.

Se ganó y estamos contentos, aunque eso no signifique que está todo bien.

Se jugó mal y eso nos preocupa, aunque no signifique que está todo mal.

Teniendo claras las dos caras de la verdad, vamos avanzando.