lavado de cara
lavado de cara
Lavado de cara
05/09/2015
Por: Mono Rubino
5 de septiembre de 2015
Independiente visitó el Tomás Adolfo Ducó con la misión de disipar las dudas y dejar de lado las flojas actuaciones obtenidas en los últimos encuentros y se notó al menos, una decisión diferente al plan de juego que se iba a encarar, manteniendo el planteo de siempre pero cambiando las velocidades y las elecciones.
En el primer tiempo, Martín Benítez y Trejo jugaron bien abiertos, mientras que Ortíz jugó un poco más cerca de los centrales, liberando a Méndez de la responsabilidad de iniciar las jugadas y estar también en los momentos de pases definitorios. Esto ya fue algo bueno, porque el equipo pudo tener mejor calidad de posesión de pelota. La principal arma en los primeros 45 minutos fue la de tocar de derecha a izquierda, mantener la pelota por ese sector, y luego buscar el pelotazo cruzado para el 29 a la espalda del lateral izquierdo de Huracán.
Por otra parte, se presionó varios metros más arriba que otros partidos, y por eso, si bien el local tuvo sus chances, el mediocampo no quedó tan expuesto y los volantes centrales no tenían la necesidad de salir mucho de su posición por un equipo largo que marcaba saliendo de a uno.
De todas formas, el ritmo de la primera mitad, lo marcó el equipo de Parque Patricios, que movía bien la pelota con Toranzo por un lado y Montenegro por otro. A Independiente le costaba encontrar el camino para superar a un equipo que mordía mucho en la mitad y que no dejaba pensar a los jugadores.
En el segundo tiempo, "Longaniza" notó que Huracán tenía bien estudiado los movimientos rojos y propuso varios cambios posicionales que le valieron una levantada en el juego muy significativa. La más importante fue la de darle libertad tanto a Benítez como a Trejo, que cambiaban de punta, se tiraban al medio, se retrasaban y desacomodaban a las marcas. Así llegó el primer gol, con un pase de Vitale (que entró por Méndez) para Ortíz que la dejó correr, Benítez recibió en posición de enganche solo, Albertengo le liberó la marca a Lucero que venía por atrás y que tras un gran pase en profundidad quedó solo frente a Marcos Díaz y clavó el 1-0.
Acá se pudo ver a un equipo que estaba muy bien. Recuperaba antes de mitad de cancha y cada avance le traía un dolor de cabeza al globo que no tenía manera de descifrar la movilidad que le planteó el equipo. De hecho, pocos minutos después del gol, sucedió una muy similar a la del gol que fue cobrada como offside, el objetivo de Independiente estaba claro.
Jugó unos muy buenos 20 minutos el equipo, luego parece que el físico le pasó factura y le costó seguir teniendo la misma lucidez y prestación para desacomodar y generar espacios. Independiente no pudo definirlo en ese momento, no le pudo dar el golpe de gracia. Por eso, con el correr de los minutos, Huracán fue adelantándose, movido por el hambre de buscar el empate. Hizo que el Rojo se retrase pero no de manera exagerada. Se intentó controlar a Espinoza con el ingreso de Papa, y se busco un poco más de claridad con el ingreso de Pereyra Díaz por derecha. El método del local fueron pelotazos o centros, de jugada o pelota parada que hicieron lucir a la defensa que jugó un buen partido.
Lamentablemente, el mal de este equipo en todo el campeonato volvió a golpear las puertas. Tras unos minutos de zozobra, con un local volcado completamente en ataque y tras una falta innecesaria de Albertengo, “Wanchope” Abila dispuso que el Rojo pierda dos puntos cuando debería tener los tres.
Más allá del resultado, es importante destacar que el equipo mejoró. Se vió una idea correcta en función de los jugadores que se pusieron en cancha, y cuando Independiente se supo impotente, pudo cambiar para tener mejor recuperación y mejores jugadas colectivas de ataque. El problema fue, como siempre, que a este conjunto le cuesta mantener la diferencia que consigue, pero insistiendo y profundizando el lavado de cara que pudimos ver hoy, podemos esperar que lleguen las victorias.