En el partido que probablemente haya dejado menos tela para cortar desde que arrancó el ciclo de Jorge Almirón, Independiente quedó eliminado 0-2 ante un sólido y equilibrado Estudiantes de la Plata. Por primera vez en 11 partidos el DT puso al mismo equipo que venía de ganarle en buena forma a Rosario Central, con un 4-2-3-1, con Breitembruch, Figal, Cuesta y Villalba en defensa; Bellocq y Mancuello siendo los ejes centrales; Pisano, Montenegro y Pizzini para encarar y crear; y Riaño como única referencia de delantero. Pero esta vez el Pincha le demostró haber estudiado los movimientos de un equipo aún en formación y que además es más sólido y se conoce de memoria. Solo eso fue suficiente para ganarle al Rojo que estuvo bastante carente de ideas. Independiente una vez más se dedico a mover la pelota por lo bajo, al ras de suelo, haciendo un equipo ancho, que llegaba a poner 5 o 6 jugadores en ataque y movía el juego de un lado a otro. Pero Estudiantes esperó bien y no le dió lugar al equipo para que meta las pelotas en profundidad y por los costados, tanto Jara como Aguirregaray le ganaron los duelos a Pizzini y Pisano respectivamente. Por otro lado, quedó muy en evidencia que Riaño puede jugar uno o dos partidos de nueve, pero que no es su posición, no la siente y se nota, ya que las dos mejores jugadas que tuvo, fueron cuando pudo salirse del centro y tiró unas diagonales hacia adentro y, por sobre todas las cosas, lo desgasta mucho el roce con los centrales. La presión del equipo se daba más en mitad de cancha que en todo el campo, ya que a sabiendas de que el equipo de Pellegrino suele jugar pelotas largas o pelotazos, no quería quedar mal parado ante la presición en la pegada de Román Martínez. Por eso, en la primer etapa, el equipo no paso mayores sobresaltos, aunque tampoco le generó muchos al rival, salvo por algunos tiros de media distancia de Montenegro y Mancuello. En el segundo tiempo, ambos equipos siguieron en la misma tónica, pero con el correr de los minutos el equipo se fue estancando, entrando en el juego monótono que pretendían los Platenses. Por eso el primer cambio no se hizo esperar y Jesús Méndez saltó a la cancha en lugar de Matías Pisano, en un cambio que pareció tomar desprevenido a los jugadores, ya que en varios momentos se pudo ver al recientemente ingresado discutiendo de cosas posicionales con el Rolfi. Por eso, no podemos saber bien que es lo que buscó el DT con esa variante, aunque creemos que se trato de poner a Montenegro a jugar por la derecha, en el lugar que había dejado Pisano y a Jesús de volante por derecha, formando un 4-3-3. El gol de Estudiantes llega con una pelota que habían buscado durante todo el partido, con un pelotazo de Román Martínez para un delantero, en este caso Cerrutti, que entraba solo a espaldas de la defensa. Y a partir de acá nada se pudo hacer para revertir la historia. Independiente intentó buscar movilidad con el ingreso de Lucero por Riaño y algo de altura (Desábato y Schunke ganaron todas) con Penco por Montenegro. Se armó un 4-4-2 con Méndez y Pizzini por los costados, pero al equipo se lo notó golpeado y carente de ideas, y sobre el final, llegó el definitivo 0-2 de la mano del uruguayo Vera. En definitiva, el sábado no fuimos el Bayern de Guardiola y hoy tampoco somos el peor equipo del mundo. Evidentemente, Independiente no le encontró la vuelta a la sólida telaraña defensiva que teje Estudiantes en sus partidos y por eso en San Juan, quedó eliminado de la Copa Argentina.