mercado de pulgas 2
Por: Javier Brizuela
27 de junio de 2019
Todos los mercados de pases, como un eterno deja vu, potencian nuestra ansiedad como hinchas y nos transforman en adolescentes ciclotímicos. Pasamos de la decepción a la ilusión en minutos, del elogio exagerado al enojo sin sentido en instantes, presos de trascendidos, rumores y negociaciones de las que ni siquiera sus actores principales saben los desenlaces.
En el medio el periodismo, que escucha y chequea (no siempre) mentiras, verdades y puntos de vista. Su trabajo lo hace informar cosas que pueden suceder o no y muchas veces por su ego se ve obligado en aventurar finales que lo terminan convirtiendo en un héroe si la pega, o en blanco de insultos cuando no acierta.
Esto es todo cierto y se repite inclaudicablemente cada seis meses. Los dirigentes, los representantes y los jugadores a veces mienten, o dicen una verdad escondiendo otras porque les conviene. Los periodistas escuchamos, analizamos y muchas veces nos equivocamos, arriesgando que van a suceder cosas que son imposibles de asegurar. Todo exacerbado por los hinchas, que en esta época de vorágine informativa, exigimos saber que pasa cada cinco minutos.
Ahora bien, incluso sabiendo y teniendo en cuenta todo esto, la conclusión acerca de este mercado de pases es muy simple. Lo de Independiente es un papelón y si bien hay que esperar al final del mismo, a menos de un mes del primer encuentro y con dos semanas de entrenamientos, ya es muy difícil que se revierta. Al nuevo entrenador hasta el momento solo le trajeron un kinesiólogo (bienvenido a casa Japo). En cuanto a cantidad de gente tomando decisiones, el club muestra una dirigencia escasa, que para colmo estuvo hasta hace unos días más abocada a cuestiones que son importantes para la nación, pero que no tienen mucho que ver con Independiente.
Por eso se llegó tarde para la contratación de Rojas y se perdió ante un Racing que se movió rápido. De los jugadores que nombró el técnico como prioridad no se contrató a ninguno. Lo de Mac Allister pasó por una decisión personal, difícil saber si se pudo manejar la negociación de mejor manera. ¿Pero valía la pena dilatar tanto lo de Menossi? ¿Se manejaron bien con Gigliotti seis meses después de haberlo regalado? La prepotencia y las chicanas quizá sirvan para negociar en otros ámbitos, pero no parecen ser demasiado efectivas en los mercados de pases del fútbol.
Los más cercanos son jugadores que en su mayoría ocupan posiciones diferentes a las prioridades y que no pueden jugar Sudamericana, que dicho sea de paso, da tiempo hasta el próximo miércoles para anotar refuerzos en la lista. Además varios de ellos, como Torrén y González, son jugadores interesantes para completar plantel, pero nunca para pensar en grande.
Ofrecer poco por jugadores de jerarquía, la utópica posibilidad de Biglia ni la no tan utópica chance de Piatti no tapan los graves errores cometidos, que vienen pasando de la era Holan. Técnico que se cansó de jactarse de vender por unos 50 millones de dólares que no se están gastando en refuerzos. Incorporaciones que tienen que reemplazar a muchos que trajo que estamos rezando en árabe o chileno para que se vayan y a otros que regaló por culpa de su ego.
Está perfecto cuidar la economía del club, pero prometieron refuerzos para tener un plantel de jerarquía. Pretender que Beccacece repita lo realizado en Defensa y Justicia con Independiente, sin reforzarle un plantel que salió séptimo y quedó afuera en primera ronda (hablando de los últimos torneos locales) es, como mínimo, exponerlo de manera innecesaria.
Es hora de que termine el mercado de pulgas y empiece el de pases.
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