miedo al exito
miedo al exito
Miedo al éxito
14/03/2015
Por: Mono Rubino
14 de marzo de 2015
Dice Wikipedia:
“El miedo al éxito es una condición psicológica caracterizada porque el individuo, ante la posibilidad de alcanzar el éxito en una área determinada, realiza esfuerzos, conscientemente o no, por arruinar dicha posibilidad.”
¿Porqué abro esta columna de táctica con esta frase? Es simple. Independiente pierde puntos por Independiente. No los pierde porque el rival fue más, o porque el planteo del rival fue superior a lo propuesto por el equipo de Almirón.
Unión le planteó un inicio de partido a toda máquina al Rojo, con una presión absolutamente asfixiante sobre los defensores, que comenzaron a perder pelotas y a regalar jugadas en tres cuartos de cancha. Tal es así, que varios minutos los jugadores de ataque no tocaron la pelota. En ese momento, cuando el Tatengue era más, el equipo se hizo fuerte, se aferró a su idea para revertir el juego que planteaba el equipo de Madelón y lo consiguió.
A eso de los 15 minutos torció la balanza para el lado que se acomoda más a lo que pretende Independiente. Se comenzó a circular la pelota con mucho criterio, con el Torito Rodríguez como abanderado excluyente. Los ataques avanzaban por izquierda con el tándem Aquino, Méndez, Papa. Albertengo se sumaba a la rotación de pelota que hacía el equipo, que, contrariamente a lo hecho en otros encuentros, se basaba mucho en hacer cambiar la pelota de lado a lado (siempre por abajo) para abrir a los defensores rivales. El enganche ex Godoy Cruz era la manija de todos los ataques, le daba el cambio de ritmo que pedía jugada y casi siempre acertaba con los pases, Pisano, aún con pocas intervenciones se mostraba preciso y punzante; y Albertengo jugó un buen partido, sacando a lucir su picardía para moverse en los reducidos espacios del área y así llegó su gol, a los 20 minutos, en una jugada que fue la culminación de un excelente movimiento de pelota, donde la tocaron casi todos los jugadores rojos.
Pero, por tercer partido consecutivo, cuando el equipo es más, está afianzado y se pone en ventaja, llega el error fatal. El error del miedo al éxito. En el primer partido del campeonato, un contragolpe de un córner con el equipo ganando 2-0, agarró a la defensa parada en cualquier lado y comenzó la remontada de los rosarinos, aunque pudimos ganarlo al final. Luego, dos partidos atrás el Ruso Rodríguez se comía un gol de tiro libre, una vez más, se salvó porque se terminó ganándole a Quilmes. Por último, la semana pasada, Belgrano lo empata de una jugada de lateral sorprendente, que incluye un rechazo corto al corazón del área, y hoy, otra vez de lateral, llega un penal insólito que termina en el empate.
Unión luego del gol siguió aferrado en la idea de presionar arriba, pero el equipo de Almirón podía pasar esa primer marca del equipo rival y llegaba con cierta claridad y solvencia hasta tres cuartos de cancha o hasta el borde del área, dónde los defensores santafecinos, sobre todo Leo Sánchez, se mostraron muy firmes.
En el aspecto defensivo, Independiente se paró varios metros más atrás que otros encuentros, algo parecido a lo que hizo contra la Lepra, aunque nunca pudo recuperar en mitad de cancha porque el equipo local tiraba la pelota larga directamente a los delanteros, que se movían a las espaldas de Méndez y Rodríguez y le causaron varios dolores de cabeza a los centrales.
En el segundo tiempo Independiente salió del vestuario mucho más concentrado y metido en el juego. Buscó mantener la misma idea del primer tiempo, posesiones largas, arrinconar al rival contra su propia área y lo logró. El equipo de Madelón que se paró tan adelante en el primer tiempo, en el segundo le costó horrores pasar la mitad de cancha. Porque el equipo era corto y sobre todo porque tanto Méndez, como Rodríguez, asfixiaban bien apenas recuperaba la pelota el Tatengue. Y en ofensiva el equipo del “Extraterrestre” intentó por todos lados, por izquierda, por derecha, por el centro, buscando paredes o pases largos, pero era difícil sobrepasar a la muy buena defensa local.
Ya entrados varios minutos del complemento entraron Pizzini por Papa, en un cambio que sonaba a cantado, pero que no solucionó nada a nivel ofensivo. Luego Riaño por un extenuado Aquino, que le puso una gran pelota a pocos minutos de terminar a Albertengo que no pudo definir ante la salida del arquero rival.
En el final, por momentos afloró nuevamente el miedo al éxito del que tanto hablé. Errores increíbles que dejaban a los delanteros de Unión en una inmejorable situación para llevarse los tres puntos de manera inmerecida, con pases en líneas defensivas cortos o intentos inexplicables de enganches dentro de tu propia área.
Es cierto, Independiente mereció ganar, pero sus errores están cobrándole carísimo en lo que a puntos respecta todo lo bueno que hace. Una cosa es que te empaten un partido con una fantástica jugada colectiva, pero otra es que venga de jugadas aisladas y hasta zonzas por momentos, indignas de un equipo que quiere y tiene que pelear el campeonato.
El Rojo tiene que perder ese miedo al éxito que tanto está atentando contra los resultados, porque la idea de juego está clara, y los jugadores la están llevando a cabo de la manera correcta, superan por varios pasajes a los rivales, pero de manera inconsciente se mete sólo en situaciones que lo están complicando de más.