no ataco ni defendio
no ataco ni defendio
No atacó ni defendió
22/09/2014
Por: Mono Rubino
22 de septiembre de 2014
Luego de cuatro victorias consecutivas Independiente cayó en uno de los terrenos más adversos que conoce en su historia, como lo es el estadio Antonio Vespucio Liberti. La derrota fue contundente y el equipo se vio claramente superado por un River que tácticamente le hizo la vida imposible a un equipo que salió mal de arranque.
Luego de amenazar durante toda la semana sobre la actitud que iba a tomar el equipo frente a los Millonarios, Jorge Almirón puso en cancha un esquema bastante cauteloso. Inicio con un 5-3-2 donde los laterales eran Breitembruch y Villalba, y se proyectaron poco y nada, para no ser sorprendidos y doblados en los costados por los tándems Rojas-Vangioni y Mercado-Sánchez.
Los centrales fueron Ojeda, Tula y Cuesta, una defensa a priori demasiado lenta para hacerle frente a un equipo que se destaca por la velocidad de sus ataques.
En el medio campo apareció una innovación jugando con un triángulo conformado por Bellocq, parado de único cinco y Montenegro y Mancuello a sus costados intentado cubrir el juego interior.
Los ataques quedaron tanto para Pisano, siempre recostado sobre la derecha y para Riaño que jugó mucho de espaldas intentando hacerse el pivote del equipo.
El juego de River consiste en siempre salir a atacar y a presionar lo más arriba posible. Y esto le trajo muchas complicaciones al fondo Rojo, que ya en los primeros minutos combinó muchos errores en las salidas y muchas faltas a la hora de intentar recuperar, de una de ellas llegó el primer gol de Pisculichi. Pero esto no menguó las fuerzas de los locales que siguieron embistiendo a una defensa muy lenta de Independiente, que encima cuando recuperaba la pelota no sabía que hacer con ella.
Montenegro y Mancuello jugaron sorprendentemente retrasados, cruzando pocas veces el circulo central y a Bellocq le costaba encontrar a un compañero. Si el equipo era capaz de superar la presión del rival y cruzar mitad de cancha, se intentaba mantener la pelota el mayor tiempo posible moviéndola de una banda a la otra. Pero pocos de estos ataques dieron resultado porque, como dijimos anteriormente, ni Villalba ni Breitembruch acudían a posiciones ofensivas para generar opciones de juego.
En el segundo tiempo, y ya con el partido 0-2 Almirón mandó a la cancha a Francisco Pizzini. Es difícil entender lo reiterado de este ingreso, y no por el nivel del 7, sino porque no se explica porqué no alinea a esos jugadores desde el arranque. Ya que Independiente defendió con cinco a un equipo que se hace fuerte principalmente desde el medio campo con Matías Kranevitter (o Ponzio cuando ingresó en su lugar) y con Leandro Pisculichi, jugadores que tuvieron total libertad para manejar los hilos del partido, ya que ni Montenegro ni Mancuello son jugadores de marca plenamente. Y en los primeros 10 o 15 minutos del complemento el equipo fue otro, porque ahora Mercado por su sector no podía descuidarse de Pizzini (antes nadie iba por allí) y Montenegro se paró varios metros más adelante, formando el ya conocido 4-2-3-1.
Igualmente, a los pocos minutos entró Jesús Méndez por el Rolfi, en un cambio que se entiende desde el lado de intentar quitar la referencia estática de un enganche y de esa manera generar un desacomodo en el rival, que se vio cuando llegó con el gol de Mancu, al instante del ingreso.
Acá se cambió nuevamente de esquema. Se paró 4-3-3 con Méndez recostado sobre la derecha y Mancuello rompiendo líneas constantemente desde la izquierda.
Pero finalmente, poco se pudo hacer para intentar buscar el empate ya que en uno de los tantísimos errores que tuvo el equipo con la pelota en los pies en defensa, llegó el gol de Teófilo Gutiérrez y la sepultura de las aspiraciones rojas.
Y ya River se agrandó, comenzó a jugar de primera y a rotar la pelota. Vino el cuarto gol de Mora para darle un cierre definitivo a un partido en el que Independiente se sintió menos desde el comienzo, contra un equipo que le dio una clase de cómo se debe presionar y achicar en ataque, algo que intenta hacer el conjunto de Almirón por muchos momentos de los partidos.
Sin duda hoy las sensaciones son todas negativas, porque no se consiguió una idea de juego, porque el nivel de los jugadores no fue el esperado y por sobre todas las cosas, porque el equipo siempre estuvo a mitad de camino entre salir a atacar y presionar arriba y el quedarse replegado esperando al rival. Estos errores tienen que servirle al plantel de lección y esperemos que de aquí en más volvamos a la senda victoriosa.