Apenas se conoció la noticia de que Nazareno Arasa dirigía el clásico, sonaron las alarmas en el mundo Independiente.

Porque son varias las ocasiones en las que nos fuimos perjudicados, y una de ellas fue ante los de Gallardo, cuando no dio un penal en el final a Ávalos.

Hoy, su labor fue claramente favorable al visitante, basta con ver como actuaba ante las mismas acciones de un lado y el otro.

Mientras que a los jugadores de Gallardo les pedía que piensen, y advertía una y otra vez, a los de Rojo no dudaba en amonestar.

Zabala, Lomónaco, Loyola y Godoy vieron la tarjeta sin haber incurrido en un juego brusco que lo justifique.

Mientras que Enzo Pérez y Castaño se cansaron de pegar, ante la atenta mirada del juez, que simplemente les solicitaba que piensen en la próxima.

Lo mismo sucedió por ejemplo con los laterales, mostrándose muy celoso del lugar en donde sacaban los locales, haciendo retroceder en alguna. Pero permitió que los laterales de River se adelanten todo lo que quisieron.

En cuanto a las acciones más polémicas, los offsides son muy finos, de esos que si quieren los cobran y si no los dejan pasar.

Por último, la salida de Armani es una clara infracción, aunque no se alcanza a apreciar si la hace adentro o afuera del área.

Lo que no resiste análisis es que en una jugada así, se reanude inmediatamente, cuando nos cansamos de esperar en otras.

Una clara muestra de lo parcial que fue el arbitraje de esta noche.

Arasa nunca más, por favor.