no se puede perdonar tanto
no se puede perdonar tanto
No se puede perdonar tanto
01/10/2015
Por: Juan Manuel Colomer
1 de octubre de 2015
La primera sensación después del pitazo final del uruguayo Fedorczuk en el Defensores del Chaco fue una mezcla extraña de bronca y alegría. Es que era una serie para disfrutar y pasar con comodidad y terminamos sufriendo innecesariamente. En el primer tiempo en Avellaneda y en el segundo tiempo ayer, Independiente debió haber sacado una amplia ventaja en el marcador. No se puede perdonar tanto. En algunos casos hubo poca fortuna, en otros tomó malas decisiones y encima contó (una vez más) con horrores arbitrales a los que, lamentablemente, ya nos estamos acostumbrando. Torneo doméstico o torneo internacional, da igual. Nunca un error de alguno de los jueces nos favorece, siempre nos perjudica. Ayer nos privaron de ganar el partido anulando una exquisita definición de Lucero, que estaba perfectamente habilitado.
Se esperó demasiado a un pobre Olimpia que, más allá de su historia copera, hoy no es un equipo de temer. Recién en el complemento apareció el Independiente que queríamos ver de entrada: presionando la salida (el punto más débil de ellos) y buscando el gol que liquidara la serie. Hubo puntos altos en la defensa, con Cuesta y Pellerano cada vez más confiables, y un Tagliafico que emociona. Juega como jugaría cualquiera de nosotros con esta camiseta. Solo le falta un poco de criterio y tranquilidad para terminar bien sus excursiones ofensivas, pero juega con el alma y corre a los rivales hasta abajo de la cama. Un animal, un perro de presa.
Ortíz fue el mejor en el medio, marcando y jugando, casi sin poder contar con Vitale, que no tuvo un buen partido. Trejo y Benítez parecieron haber sentido el marco. Estuvieron erráticos y siempre tomando decisiones apresuradas a la hora de desprenderse de la pelota. El Cebolla no tuvo un buen primer tiempo, levantó en la parte final en donde fue protagonista de la chance más clara y no pudo definir bien. Aún lejos de su nivel y la importancia que había tenido en los últimos partidos, lo quiero siempre adentro de la cancha. Y Vera participó bien del juego pero muy lejos del área. Siendo la única referencia me gustaría que obligara más en ese sector porque cuando él pivoteaba, no había una sola camiseta roja cerca del arquero de Olimpia.
Lo preocupante dentro de la felicidad que da el pasaje a cuartos de final de una copa pasa por ver a un equipo al que le cuesta mucho generar juego de mitad de cancha para adelante y, sobre todo, defnir las situaciones que genera. Defiende bien, es sólido, le generan pocas situaciones de riesgo pero tiene un déficit en ofensiva que hay que atender con urgencia. No se puede regalar tanto en este tipo de competencias. Perdonó los primeros 45 minutos acá y los últimos 45 allá. El rival con un centro o un pelotazo puede complicar lo que debió haber sido un trámite mucho más relajado de lo que terminó siendo. Era una serie de 5-1 y terminamos demasiado apretados. Lejos de perdonar, hay que darle el golpe de knock-out al rival cuando lo tenemos contra las cuerdas.
Toca Independiente Santa Fe. Pero antes hay que ponerle la frutilla a este postre que empezamos a cocinar desde el baile a Racing: ganarle a River el domingo coronaría un mes perfecto por donde se lo mire. Después, a descansar, recuperar al Torito y a Mancuello para la serie ante los colombianos porque los vamos a necesitar mucho para lo que viene. Dale Rojo, dale.