noche negra
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Noche negra
06/11/2012
Por: Walter Linovich
6 de noviembre de 2012
A Independiente no le salió una: perdió feo 2-0 con Lanús en el Libertadores de América y se le lesionaron dos jugadores más, Claudio Morel Rodríguez y Leonel Buter, quien no llegó siquiera a tocar el balón. El equipo de Américo Gallego cortó su racha de siete partidos sin perder y sigue metida en la zona de descenso.
El primer tiempo para Independiente fue un espanto. El equipo extrañó horrores a sus referentes y no generó nada: cero juego en el medio y menos diez en peso ofensivo. ¿Resultado? Con muy poco, Lanús se fue al descanso en ventaja tras un grueso error del ingresado Cristian Tula.
El "Grana" no fue una maravilla ni mucho menos, pero con un juego simple y vertical, apostando siempre al lado derecho con Mario Regueiro, logró ponerse en ventaja ante un "Rojo" impotente, flojo en generación de juego y también en la marca, más allá de los errores arbitrales de siempre.
Con Patricio Vidal y Martín Benítez arriba Independiente no llevó peligro al arco de Agustín Marchesín siquiera una vez en 45 minutos, más allá de que Patricio Loustau no cobró dos claros penales, uno por una mano de Paolo Goltz y otro por un patadón de Oswaldo Vizcarrondo al misionero.
Y cuando parecía que el cero no se movería del marcador antes del descanso, Lanús logró ponerse en ventaja: pelotazo cruzado, Tula que la deja picar y cuando, de frente al arco de Hilario Navarro, se disponía a despejar, Regueiro se la quitó con plancha, Mauricio Romero tomó el balón y definió para el 1-0.
En el complemento el "Rojo" insinuó una levantada y casi lo empata tras una buena jugada por la derecha que culminó con un remate de Víctor Zapata en el travesaño. Y ahí se quedó Independiente, que recibió su golpe de nocaut con la grave lesión del ingresado Buter, a segundos de salir del banco, que lo dejó con 10 hombres.
Después fue un concierto de Lanús, que marró una gran cantidad de situaciones y recién lo liquidó a 10 minutos del final, cuando Gonzalo Castillejos, en la primera que tocó, conectó un centro de Regueiro y liquidó la historia. En una noche negra por donde se la mire, el pitido final de Loustau a los 49 fue lo mejor que quedaba por ver.