optimismo
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Optimismo
26/08/2016
Por: Mono Rubino
26 de agosto de 2016
Ni la velocidad de los dedos de este redactor en el teclado son suficientes para igualar el ritmo frenético que se jugaron en los primeros 45 minutos del partido ante Lanús en su casa.
El equipo del Extraterrestre abruma por su intensidad para marcar y para jugar e Independiente tiene una idea similar, pero con algunas diferencias en las formas.
Los primeros minutos fueron duros para los de Gaby Milito, porque el Granate conseguía imponerse en el mediocampo y desde allí abría la pelota para la izquierda (su banda favorita) e intentaba atacar a Toledo con Acosta y Almirón. Afortunadamente la defensa estaba estaba atenta para jugar el achique y no permitirle al rival meter pelotas de profundidad y lo obligaba a lateralizar sus jugadas perdiendo velocidad.
Luego de esos esforzados primeros 18-22 minutos de juego Independiente se paró más adelante y comenzó a tapar mejor a los creadores de juego del local. La táctica defensiva se dividía en dos partes: primero cuando la jugada pasaba por Monetti dentro del área los delanteros y mediocampistas iban a buscar a todos los defensores para intentar quitarles la pelota en zona de peligro; Si Lanús conseguía superar esa presión, los Rojos se replegaban rápidamente a mitad de cancha y, mientras tapaban a Román Martínez y a Marcone, iban "haciendo sombra" a quien tenía la pelota para encerrarlos y obligarlos a dividir el balón. Y esto le dio réditos al equipo, porque recuperó varias veces en tres cuartos de cancha y ahí se vio lo mejor de Independiente.
En esos momentos faltó ser preciso en los pases y en las jugadas, porque a Rigoni le costó superar a Gómez, porque Fernández se abatató cada vez que la tenía y porque los centrales lo tomaron bien a Vera. Por eso las mejores jugadas fueron cuando Cebolla se hacía con la pelota y el Marciano rompía líneas hacia adelante.
Finalmente Lanús pudo hacerse de nuevo con la pelota, y tuvo las más claras. Por eso terminó siendo mejor al cabo de la primera mitad pero Independiente se fue al vestuario con la sensación de que por algún momento supo encontrar la llave para lastimar al Granate.
En el segundo tiempo comenzó de la misma manera que la primera mitad. Con el equipo de Almirón volcado en ataque, haciendo valer su juego rápido y atildado por el suelo, pero el rebote con los centrales Rojos fue constante, ya que estuvieron muy firmes toda la noche tanto Figal como Cuesta.
Y cuando quizá menos lo merecía, Cebolla recibió en su posición, por izquierda tirado al medio y aprovechando la velocidad de Rigoni le tiro una gran pelota en profundidad que el cordobés transformó en centro y un error de Monetti le sirvió la apertura del marcador a Leandro Fernández.
A partir de acá, Lanús dejó de jugar a lo Lanús y solo fue arrestos de jugadas individuales y pelotas en profundidad sin sentido. Sobre todo porque revitalizado por el gol, los jugadores de Independiente redoblaron su compromiso por impedir que el local haga su juego, como decíamos al principio, primero cerca del área intentando quitar la pelota y luego esperando en la mitad pero acorralando al que tiene juego pero quitándole opciones de pase.
Tampoco es que el equipo de Milito brilló, pero no fue hasta obtener la ventaja que justificó la victoria. El Cebolla apareció mejor que en el inicio y se movió muy bien, dejando jugadores de lado y haciendo jugar a sus compañeros; el Torito levantó y pudo ganarle la pulseada a Marcone por el mediocampo y Rigoni explotó más que nunca la banda izquierda.
Y el partido era un desorden, porque el impetú de Lanús lo hacía no estar cómodo en cancha y por eso le vino muy bien al equipo de Avellaneda el ingreso de Barco en lugar del Cebolla, que le dió al juego Rojo mucha más dinámica y aportó caos al caos que tenía el local en el fondo.
Sobre el final, otro error de la defensa Granate lo dejó cara a cara a Rigoni que la picó excelentemente ante Monetti y cerró el marcador de los primeros 90 minutos.
Independiente justificó la victoria luego del gol, pero no venía haciendo un mal partido. Demostró que tiene buenas intensiones y que no fue mucho menos que un gran equipo como Lanús.
Milito hizo una buena lectura del rival y qué cosas podían incomodarlo, modificando los tipos de marca y jugando mucho más por izquierda que por derecha. Además acertó con el cambio de Barco.
De todas formas, tranquilidad es lo primordial que debemos tener estos momentos. El Rojo no fue el Barcelona ni mucho menos, mostró que tiene una idea y que le falta mucho para tenerla comprendida y llevarla a cabo de manera completa, pero el fútbol no sabe de esos tiempos y los equipos tienen que ganar siempre y por eso miramos el partido de vuelta con mucho más optimismo.