Hay maneras y maneras de perder. Más allá de que no guste irse derrotado en ninguna ocasión, muchísimo menos en un clásico, hay derrotas como la del pasado domingo o tantas otras en los últimos años. Lo que no puede permitirse jamás es lo que se vio hoy en cancha de Racing. Un equipo sin alma, apático, con miedo y, por si fuera poco, sin ningún tipo de vergüenza deportiva.
Hoy Independiente pareció lo que fue Racing durante gran parte de la historia del clásico y ellos parecieron nosotros. Es increíble que Gabriel Milito no haya podido transmitirles ese fuego sagrado que supimos ver cuando fue jugador, el que hacía que, en estos partidos, jugándolos bien o mal, ganándolos o perdiéndolos, se dejaba todo.
Racing salió a comerle las piernas a un Independiente timorato y triste, que sólo miraba como jugaba su rival y le tiraba pelotazos a un pobre Denis que poco podía hacer. Después jugadores que cometieron errores puntuales. Cuesta volvió a tener otro clásico malo, aunque no fue el único responsable claro está. Ortiz decidió que la diferencia era corta y le regaló el segundo a Bou intentando vaya a saber que cosa.
¿Cuántas oportunidades más va a tener Benítez? ¿Por qué Rigoni, de pésimo rendimiento en los últimos cinco partidos es el primer cambio? ¿Por que no jugó de entrada Cristian Rodríguez? ¿Por qué se sobró tanto en el mercado de pases? Algunas respuestas las tendrá el técnico, otras los dirigentes. La realidad que estuvo hoy a la vista fue un equipo espantoso, sin carácter ni respuestas futbolísticas para intentar al menos dejar todo, y eso, como ya se dijo en estas lineas, no se puede perdonar.
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1859 correspondiente al día
18/08/2025 |
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