Aquí, Mauricio Pellegrino hace un repaso por sus comienzos en la dirección técnica. Además, cuenta cuáles son sus prioridades y sus métodos a la hora de entrenar jugadores y opina sobre la cultura futbolística y sus diferencias entre Europa y América.   COMIENZOS EN LA DIRECCIÓN TÉCNICA “Ni bien me retiré, tuve posibilidades de dirigir en Argentina, pero no me sentía preparado todavía para agarrar un equipo. Necesitaba un equipo para poder equivocarme, ser yo mismo y descubrir si esto era para mí. Recién uno se puede dar cuenta cuando se empapa del día a día si está hecho para eso o no”. “En 2005, 2006, tuve la posibilidad de dirigir a Vélez, y luego a Estudiantes en 2011, pero justo surgió la posibilidad de Valencia. Antes trabajé casi cuatro años como ayudante de Rafa Benítez, pero llegó un momento en el que quise empezar a tener mi propia experiencia”. “Todas mis herramientas o conocimientos las he aprendido de alguien: de profesores en el curso de DT, entrenadores, compañeros. Pero, después, esos medios que yo uso para trabajar no terminan de descubrir lo que me pueden aportar los jugadores. Nunca hay dos iguales y, por más que vos juegues igual, un solo jugador te puede cambiar la fisionomía de todo un equipo”.   DIFERENCIAS ENTRE EUROPA Y AMÉRICA “No creo que haya un ‘modelo europeo’ de dirigir. El conocimiento de fútbol es universal. Sí es diferente el conocimiento cultural hacia donde uno va. Los jugadores no entienden el entrenamiento acá igual que en Europa. Para nosotros, el fútbol significa algo muy distinto que para un inglés. Ese conocimiento sí es importante”. “Yo me crié con que el jugador tiene que sufrir. Hay que matarlos ahí adentro y, cuando perdíamos,  el DT le decía al preparador físico que nos mate. Aun así, yo creo que el argentino cree en la calidad de las cosas, no en la cantidad. Eso no es europeo, que yo haya estado más de 10 años en Europa no quiere decir que yo lo sea. De hecho, tengo muchas cosas de entrenadores argentinos”. “Nosotros, como latinos, entrenamos muy bien. Tenemos un gran espíritu por el trabajo y sentimos mucho cuando las cosas no nos salen bien. Pero tenemos que mejorar nuestra capacidad de trabajo en equipo. Nos criamos con el “no, éste juega bien, vamos a dejarlo tranquilo”, o en el “vos corré y déjame la pelota a mí que yo sé”.   NIVEL DE ENTRENAMIENTO “Nuestra cultura se acostumbró a que, si perdieron, tienen que trabajar. Cuando yo fui al Barcelona, perdimos cinco partidos seguidos y Van Gaal nos daba dos o tres días libres para que nos despejemos”. “Que entrenes seis horas no quiere decir que sea mejor que entrenar dos. A veces, lo que falta es tiempo, no trabajo. Los jugadores se van haciendo buenos jugando, pero yo no puedo hacerlos jugar todos los días. Cuando uno juega un partido, necesita tres o cuatro días para recuperarse”. “A veces, parto los entrenamientos en dos, para que los jugadores te puedan prestar atención, porque la cabeza se cansa mucho también cuando llega un entrenador que da muchos consejos”.   LA IMPORTANCIA DEL ATAQUE Y LA DEFENSA “El fútbol ha evolucionado tanto con la era de la información, que necesitás que un defensor dé un buen pase para salir jugando y que los delanteros trabajen para recuperar la pelota. Tenemos esa mirada de que hay puestos, pero todos tenemos que atacar y todos tenemos que defender. La mejora individual puede tener un límite, pero el trabajo grupal es inacabable”. “Entiendo más el fútbol por momentos que “de atrás para adelante”. Y los momentos son dos: la tiene el rival o la tengo yo. El orden defensivo es algo que se puede mejorar fácilmente. Es mucho más complejo, sofisticado y atrapante el fútbol de ataque porque es inacabable, y ahí es donde hacemos más hincapié”.   LA EVOLUCIÓN DE LOS JUGADORES “Nosotros estamos acá para tratar de ganar y conseguir resultados. Ahora, como entrenador, me genera satisfacción el crecimiento individual de los jugadores. Darle más herramientas, que decida mejor, que crezca, que sea más competitivo, que crezca. Eso va redundando en el equipo y, además, tiene un valor agregado que el jugador salga de abajo. No es lo mismo un chico que lleva ocho años acá que uno que recién llega. El sentido de pertenencia hacia una institución es muy importante”.