pellegrinos nunca mas
pellegrinos nunca mas
Pellegrinos, nunca más
10/04/2016
Por: Juan Manuel Colomer
10 de abril de 2016
¿Cuál será el mérito para que Pellegrino siga siendo el técnico de Independiente mientras escribo esta columna? Un entrenador que, salvo contados partidos, nunca logró un funcionamiento y una identidad a la altura de lo que la rica historia de este club exige (o debería, al menos). Que juega todos los partidos igual, gane, pierda o empate. Que jamás cambió nada cuando metió mano en el banco. Que es incapaz de abandonar su mezquindad y avaricia aún cuando se le está escapando la posibilidad de pelear un torneo jugando contra Olimpo de local.
¿Acaso los dirigentes no ven o no sienten lo mismo que venimos sintiendo todos desde hace mucho tiempo? ¿De qué club son hinchas los dirigentes que a esta hora no le fueron a pedir la renuncia a Pellegrino? ¿A qué hora anuncian la conferencia de prensa en donde se hacen cargo de haber traído a un entrenador totalmente alejado del gusto histórico de Independiente y tras haberse ido de Estudiantes tildado de defensivo. Si, de Estudiantes y tildado de defensivo. Solo acá se consigue algo así. Acá todo pasa. Nos llenan de declaraciones vacías semana tras semana, intentando explicar lo inexplicable. Los periodistas protegen a los protagonistas para que les sigan dando notas y Pellegrino sigue como si nada. Intocable y muchas veces increíblemente elogiado. Mientras tanto, su equipo aburre, da pena, hacer doler los ojos, regala prestigio fecha a fecha, pero a nadie parece importarle. Recién anoche el hincha reaccionó y despidió con silbidos a un DT que debió irse silbado desde la primera fecha ante Belgrano. Pero claro, los resultados taparon todo. Incluso los ojos de aquellos que van a la cancha y solo ansían ganar como sea. Esos también tendrán que hacerse cargo.
En Independiente se necesita un cambio profundo que empiece con la salida de Pellegrino. Pero no debe terminar ahí bajo ningún aspecto. Hay que pensar qué equipo queremos tener, a qué queremos jugar, qué cosas no vamos a soportar más y cómo queremos ganar. Porque ganar, está claro, queremos todos. Si queremos parecernos a aquello que fuimos hay cosas que hinchas y dirigentes no pueden aceptar nunca más en Independiente.
No tocar el doble cinco de local, debe ser causal de despido. Jugar sistemáticamente al pelotazo durante los 90 minutos, debe ser causal de despido. Jugar y atacar con un solo delantero contra Olimpo, debe ser causal de despido. No patear al arco ni generar situaciones claras de gol, debe ser causal de despido. Que los laterales ataquen por excepción y que los mediocampistas casi no pisen el área, debe ser causal de despido. Si fuera necesario, inclúyanlo en el Estatuto del club. Para asegurarnos de no tener nunca más un Pellegrino ni nada parecido en Independiente. El técnico “resultadista” que perdió todas y cada una de la chances de entrar a la Copa Libertadores, incluso siendo derrotado en un clásico que no se había perdido nunca de local en la cancha nueva y todos los partidos importantes o definitorios. ¿Qué clase de resultadismo es ese?
Me pregunto qué hubiera pasado si este equipo ayer lograba ganar sobre la hora y quedaba a dos puntos del puntero. Seguramente se hubieran ido todos bañados en aplausos, escondiendo la basura debajo de la alfombra, sin que importe nada más. Ilusionados, haciendo cuentas, mirando la tabla y sin analizar cómo se jugó. Siendo así, entonces permítanme que una parte de mi crea que el empate de ayer fue lo mejor que nos podía pasar. Parafraseando a Vox Dei, creyendo en mañana prefiero fracasar hoy.