que sirva para la depuracion
que sirva para la depuracion
Que sirva para la depuración
02/11/2015
Por: Juan Manuel Colomer
2 de noviembre de 2015
Dicen que lo que sucede, conviene. Tal vez sea una forma optimista de sobrellevar aquellos hechos no deseados que nos ocurren en cualquier ámbito de la vida. Seguramente estarán los que compartan dicha frase y los que no. Pero optemos porque, para este caso puntual, para esta derrota de Independiente ante Aldosivi, la idea sea total y absolutamente válida. Porque el partido de ayer, sumado a la eliminación de la Copa Sudamericana, debe servir al menos para la inevitable y necesaria depuración de este plantel de cara al año que viene si se pretende seguir creciendo y no empezar a retroceder casilleros en la carrera por volver a ser.
Otra vez Independiente empieza perdiendo y no tiene carácter para dar vuelta el resultado. En la era Pellegrino ya son siete (3 empates y 4 derrotas). Volvimos a ver a aquel equipo tibio, sin actitud ni reacción que se vio desde la eliminación por Copa Argentina y hasta el partido contra Racing, que juega como si fuera ganando o, lo que es peor, como si no le importara perder.
Hay que saber cambiar a tiempo para que después no sea tarde para todo. Queda el partido contra Vélez y la liguilla para entrar a la Libertadores del año que viene. Son, en el mejor de los casos 4 partidos, en donde nos jugamos mucho. Pero pase lo que pase, sea cual sea el resultado, hay cosas que, a esta altura, ya deberían ser cosa juzgada.
Hay jugadores que dieron sobradas muestras de no estar a la altura de este club. Refuerzos de relleno que nunca cambiaron la ecuación ni la van a cambiar (Aquino, Aguilera, Papa, Pereyra Díaz), jugadores que ya cumplieron un ciclo con más pena que gloria (Lucero, Pisano), juveniles que son la muestra más clara de la devastación sufrida en Villa Domínico en los últimos 20 años (Zárate, Figal, Pizzini, Trejo, Bellocq, Vitale, Villalba) y un arquero como Diego Rodríguez que, a mi gusto, rifó el poco crédito que le quedaba la noche del 22 de octubre ante Santa Fe. No tiene elementos ni técnicos ni mentales como para dar vuelta una situación terminada. Más allá de que aún haya alguno que lo defienda, por el bien de Independiente y para evitar el desastre a tiempo, debe buscar nuevos rumbos en diciembre. Ayer le convierten otra vez de cabeza mientras él estaba atornillado en la línea del arco. Si no aprendió a cortar un centro de 35 metros a los 26 años, ya no lo va a aprender.
También habrá que tomar decisiones parecidas con los jugadores a los que se les terminan los préstamos en otros equipos. El único que demostró merecer una segunda oportunidad por su desempeño en Quilmes es Rodrigo Gómez. El resto (Busse, Marcelo Vidal, Monserrat, Patricio Vidal, Ojeda, Miranda) no debería siquiera bajar el Puente Pueyrredón.
Los casos de los “recuperados” Mancuello y Benítez pueden ser revisados dentro del armado de un plantel que logre rodearlos de buena manera y sacar alguna de sus virtudes, que supieron mostrar en el último año. Por supuesto que, ante alguna oferta, no habría que pensar un solo minuto y deberían venderlos para hacer una diferencia económica.
Hoy hay una buena base de jugadores que es la que debe marcar el norte. La defensa completa, con Cuesta y Tagliafico como estandartes y Pellerano y Toledo en levantada (más allá de algún altibajo en el último tiempo) sumado al importante aporte de Victorino. Apostar por volver a ver el buen nivel de Ortíz y recuperar plenamente al Torito Rodríguez en la mitad de la cancha. Arriba, Vera es número puesto pero hay que buscarle un acompañante a su altura hasta que regrese Albertengo, al menos. Y seguir creyendo en que, más allá de no haber jugado todo lo que se lo necesitaba, el Cebolla Rodríguez es la clara muestra de que hay que incorporar jugadores de real jerarquía, que son los que aportan soluciones y ganan partidos. Jugadores que, además, permiten el armado de un equipo en donde los juveniles, después de que el club invierta como corresponde durante años en inferiores, puedan sumarse cómodamente, sin presiones y puedan mostrar su mejor versión.
El cuerpo técnico, junto con los dirigentes, tiene una buena oportunidad para demostrar que saben conducir. En las buenas y con los triunfos, es fácil. Llegó la hora de tomar decisiones drásticas con algunos apellidos. Este tiene que ser un año bisagra. Hay que seguir subiendo el piso para jugar en Independiente. Dejar en claro que acá no juega cualquiera y que el que no está a la altura, se va. Sin excepciones ni tibiezas. Las pruebas están a la vista y los nombres, bien claros. No pierdan un año más.