El mismo organismo que trabajó codo a codo con el club para diagramar los nuevos protocolos de seguridad que permitieron levantar la clausura del Libertadores de América - Bochini, ahora decidió meterle un golpe bajo al hincha: cerró toda la Pavoni por dos partidos.

La decisión es inexplicable. Independiente presentó junto a Aprevide y la AFA un plan detallado para garantizar la seguridad en futuros encuentros. La Justicia lo avaló y levantó la clausura. Pero acto seguido, el mismo organismo que había aprobado esos protocolos resolvió dejar afuera a 12 mil socios, prohibiendo además bombos y banderas.

Lo que debería haber sido una jornada de alivio terminó convertida en otro cachetazo al pueblo rojo. Una medida que no soluciona nada, que no ataca a los verdaderos responsables de lo que pasó el 20 de agosto, y que solo castiga al socio común.

Más allá de la jugada política evidente, la inacción de la dirigencia también juega su parte. Una vez más, los que pagan la cuota, los que sostienen al club, quedan de rehenes. Se cagan en la gente. El socio, como tantas otras veces, es el que paga los platos rotos.

Papelón.