se fueron antes
Por: Mono Rubino
7 de diciembre de 2014
Independiente jugó esta noche en Córdoba lo que probablemente haya sido el peor partido de este buen campeonato que se venía realizando.
Almirón dispuso en cancha una vez más el equipo y la táctica que en definitiva más usó en campeonato con cuatro defensores, dos volantes centrales, tres media puntas y un delantero.
Esta vez los elegidos fueron Rodríguez; Barrios, Aguilera, Figal y Zárate; Vidaly Mancuello; Pisano, Montengro y Pizzini; Penco.
El comienzo del partido para el Rojo fue conflictivo, porque Belgrano salía rapidísimo de contra y siempre preocupaban cuando pasaban la mitad de la cancha en velocidad. Además, en ofensiva, el Pirata se agrupaba muy bien y la falta de precisión para juntarse y tocar, cerca del área rival, virtud principal de este equipo, hacía que todo se ponga cuesta arriba.
Pero una vez más como en varios momentos del campeonato la salida por abajo fue un problema y trajo más conflictos que soluciones, de tal forma a los 11 minutos Vidal perdió una bocha clave en el medio que terminó, tras atajada de Rodríguez en gol de Furch.
Luego de este golpe, el equipo pareció intentarlo más, tocando un poco más rápido y adelantándose varios metros, pero todo quedó en eso, en un “pareció”, porque nunca se llegó con claridad y encima las contras del local seguían lastimando, sobre todo por los costados que quedaban muy descubiertos ya que el relevo para el lateral que pasaba no llegaba a tiempo, los centrales llegaban lento y tarde.
Y como si el partido de Independiente no estuviera jugando lo suficientemente mal, Julio Furch sacó una bomba desde lejísimos para clavar, a los 34 minutos el 2-0 que ya comenzaba a sentenciar la historia. Para colmo de males, con el correr de los minutos, los jugadores de los que necesitamos para crear situaciones de gol (Pizzini, Pisano y Montengro) se fueron diluyendo en opacas actuaciones.
Pero un tema a remarcar y que ya debemos hacerlo en negrita y con subrayado, porque no es ni por asomo la primera vez que tocamos este tema en las columnas de táctica, es que achicar líneas con los defensores hacia adelante sin un mediocampo que presione fuerte y rápido es un suicidio futbolístico. De esta manera quedan demasiados metros de campo por cubrir para jugadores que llegan con pases precisos en profundidad y en velocidad para el delantero de turno. Si a este error grosero que supo tener Independiente a lo largo de las 19 fechas, le sumamos la muy mala actuación de todos los defensores, el resultado es lo que se vió, Belgrano podría haber hecho 2, 3 o 4 goles más si no fuera por la mala puntería o por la pericia de Diego Rodríguez.
El segundo tiempo siguió siendo un calco de los primeros 45 minutos, muy poco pudo intentar el descuento Independiente, ya que a los 13 minutos y en una de los ya incontables contragolpes y jugadas de peligro del local, con una jugada a puro lujo, Márquez la picó, luego de un taco, ante la salida del Ruso Rodríguez que poco pudo hacer.
Si el partido ya parecía imposible de dar vuelta, lo que siguió demostró a un equipo absolutamente impotente ante un rival que ya la había hecho tres goles. Solamente en los cinco minutos que le siguieron al tercer gol, Belgrano pudo haber convertido otros dos.
Aquí ya se comenzaron a suceder feas patadas, sobre todo al 10 Pirata, Lucas Zelarrayán; descuídos insólitos defensivos en pelotas paradas (todos sabemos que Belgrano es un equipo a cuidar en este aspecto), pases inentendibles y distracciones impropias de un equipo que peleo la punta hasta hace dos fechas.
No sabemos si por el resultado que ya se preveía utópico de torcer o por que no le encontraba la vuelta a un compacto y sólido Belgrano, Almirón demoró mucho los cambios, ya estaba bien pasada la mitad del segundo parcial y allí hicieron sus ingresos Martín Benítez y Claudio Riaño por Pizzini y Penco, pero todo ya estaba dicho, ya se veía que no había manera de enderezar el timón de un equipo asolado, sin reacción.
Ahí llegó el cuarto gol de Belgrano, que nos deja en claro lo que fue el partido: Independiente no presiona a los jugadores que comenzaban los ataques cordobeses y dejan filtrar una pelota peligrosa para el Picante Pereyra, que dentro del área y con absoluta soledad pone un centro para que Julio Furch, increíblemente casi debajo del arco se encontraba sólo y con una débil marca, defina ante la salida desesperada del 1 Rojo y el cierre de Figal.
Siguiendo con el festival de errores de conceptos y defensivos, un equipo con siete jugadores delante de mitad de cancha, que no presiona la salida del rival, provoca una contra que termina en la expulsión de Aguilera por una patada a Parodi. Aquí se produjo la última y sorpresiva (a esta altura ya es difícil catalogar nada más de este encuentro como “sorpresivo”) variante, que fue el ingreso de Escudero por Rolfi Montenegro.
El partido de Independiente fue inexplicable desde todo punto de vista, tanto anímico como futbolístico, y nos mostró la cara que no queremos ver del plantel y por eso este final de campeonato deje una sensación bastante fea, y no es para menos. El equipo se lo vió partido, perdido y pensando más en lo que vendrá que en jugarse el todo por el todo para redondear una de las mejores campañas en los últimos años.
Más allá de esto, no debemos de dejar de reconocer el buen campeonato realizado, el nivel de ciertos jugadores (Federico Mancuello, sobre todo) y que, más allá de este traspié, se ha formado una base interesante que puede llegar a afianzarse, mejorar y crecer para el campeonato largo del año que viene.
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